Este artículo se publicó hace 15 años.
Mil botes de laca para contentar a los diseñadores en una "cadena de montaje"
Antes de cada desfile los pasillos de Cibeles Madrid Fashion Week se convierten en una pista de carreras de fondo, donde un equipo de 32 personas, dotado de centenares de cosméticos, brochas, pinceles y espejos, trabaja a contrarreloj para crear un "look" acorde con las creaciones de cada diseñador.
Dieciséis peluqueros y dieciséis maquilladores trabajan simultáneamente y otorgan una media de 40 minutos a cada una de las modelos.
El producto estrella es la laca para el pelo. Según la jefa de comunicación de L'Oreal, los profesionales cuentan con más de mil botes para los cinco días que dura el evento.
Gema Uceda, peluquera, define su trabajo como "una cadena de montaje". "Son muchos cambios en un solo día y tienes que tenerlo todo muy claro. No te puedes quedar atrás, porque si no, rompes la cadena", asegura.
Dos semanas antes de la pasarela, los maquilladores y peluqueros se reúnen con los grandes diseñadores que pasan por Cibeles para hacer una prueba de maquillaje y peinado y definir el estilo de cada desfile.
Aunque muchos modistos tienen claro cuál va a ser el aspecto de sus modelos durante el desfile, hay otros que "deciden en la misma prueba después de seis intentos", según Beatriz Matallana, jefa de peluquería.
Una fotografía de esta prueba es la referencia de los trabajadores del "backstage", que, desde las ocho de la mañana, están a punto para recibir a las modelos. Los jefes de cada sección dan forma a la primera imagen y los demás imitan ese modelo.
En su mayoría extranjeras -aunque este año Cibeles cuenta con más españolas que en citas anteriores- las modelos se sientan frente al espejo con su Ipod o cerca de su móvil antes del ritual. Marta Español, de 23 años, ya es veterana en Cibeles y también ha desfilado en París y en Milán.
"Una de las cosas que más me gusta de ser modelo es que me tengo que desdoblar en mil personajes y me lo tomo como algo muy divertido. La moda es como un espectáculo", sentencia esta española, en su quinto año en Cibeles.
Cada diseñador lleva a cabo un casting para elegir a sus modelos pero muchas de ellas repiten varias veces un mismo día, hasta en nueve desfiles. Esto supone maquillar y desmaquillar una y otra vez en función de las peticiones de cada diseñador.
En la jornada de hoy Juanjo Oliva ha querido marcar los labios en rojo, mientras que Andrés Sardá ha pedido un "ojo cabaret" para dar vida a una mujer de los años veinte. Muchas modelos han tenido que desmaquillarse por completo para Duyos, que quería ojos "limpios", piel natural y labios dorados, como los zapatos.
Marta admite los "castigos" de su trabajo. "Es ley de vida, la piel y el pelo acaban muy desgastados", asegura. Pero después de las pasarelas tira el maquillaje y se olvida de los grandes diseños. "No soy muy fashion victim", confiesa.
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