Este artículo se publicó hace 15 años.
Miles de iraníes peregrinan a la tumba de Jomeini y apoyan a Ahmadineyad
Decenas de miles de iraníes peregrinaron hoy a la tumba del ayatolá Rujolá Jomeini para conmemorar el vigésimo aniversario de su muerte, en una fiesta que ha devenido en expresión de apoyo popular a la candidatura electoral del actual presidente, Mahmud Ahmadineyad.
Desde las primeras luces del amanecer, las fotos del mandatario ultraconservador competían con los grandes carteles del fundador de la República Islámica en la explanada que rodea el Beheste-e Zahra, el cementerio de los mártires, en el sur de Teherán.
Jóvenes del grupo de voluntarios islámicos "Basij", llegados desde todos los rincones del país en más de tres mil autobuses, combinaban cánticos de duelo por la muerte de Jomeini con consignas en favor de Ahmadineyad.
Mientras, numerosos cofrades flagelaban sus espaldas con manojos de cadenas de hierro en señal de luto, y unidades paramilitares de los propios basij desfilaban por los alrededores de la tumba entonando cánticos de alabanza a Ali, sobrino y yerno del profeta Mahoma.
Muchos habían llegado en la tarde de ayer, a pie, con mochilas y tiendas de campaña al hombro desde ciudades como Qom o Isfahan, a más de trescientos kilómetros.
"Es la primera vez que vengo a ver la tumba del imán", declaró a Efe Agha Husein Sarazi, un empleado industrial de la localidad de Samnan, en el centro de Irán.
"Desde que llegó (Jomeini), todo ha sido bueno para Irán. Y lo seguirá siendo en la Presidencia de Ahmadineyad, con el bien del líder supremo, Ali Jamenei. Ahmadineyad futuro presidente", gritó mientras alzaba al cielo un cartel del mandatario.
Las elecciones presidenciales del próximo 12 de junio se han cruzado este año los fastos por el vigésimo aniversario de la muerte de Jomeini, inspirador de la revolución islámica que transformó Irán y cambió el equilibro de las relaciones en Oriente Medio.
Hoy, en Baheste-e Zahra, la riada humana que quería acercarse a la tumba del ayatolá era mayoritariamente favorable a Ahmadineyad, y eran escasos los que portaban o se atrevían a gritar el nombre de su principal rival, el independiente progresista Mir Husein Musaví.
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