Este artículo se publicó hace 15 años.
Miles de personas siguen los pasos de Henry Dunant, el fundador de Cruz Roja
La localidad italiana de Solferino acogió este fin de semana a gente del todo el mundo, en su mayoría jóvenes que deseaban participar en los actos conmemorativos del 150 aniversario de la Cruz Roja, precisamente en el lugar que inspiró a su fundador, Henry Dunant.
Unas 10.000 personas marcharon anoche con antorchas para repetir los pasos dados por Dunant hace siglo y medio para salvar a los heridos de la batalla de Solferino, cuya crueldad le llevó a crear la mayor red humanitaria del mundo.
Aunque esta marcha se lleva a cabo cada año desde 1992, esta edición fue la más multitudinaria por la participación de los 500 jóvenes y demás voluntarios que han trabajado toda la semana en un campamento levantado en el mismo terreno donde se produjo la batalla.
"Sobre todo están presentes los jóvenes, ya que el 70 por ciento de la Cruz Roja es gente joven. Ellos son el futuro de esta organización, porque este mundo no nos gusta como está y queremos cambiarlo", dijo a Efe el presidente de la Federación de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, Juan Manuel Suárez del Toro.
Vestidos con las camisetas de las sociedades nacionales de la Cruz Roja y de la campaña del 150 aniversario "Our world. Your move" (Nuestro Mundo. Tu movimiento), los participantes rodearon Solferino en un circuito de 8,5 kilómetros, que se prolongó durante tres horas y media a la luz de las antorchas que portaban.
El ambiente festivo de la celebración no decayó en todo el recorrido, que terminó con fuegos artificiales lanzados desde el antiguo hospital situado en la colina sobre Solferino, donde el fundador de la Cruz Roja ayudó a las monjas locales a transportar a los heridos.
También los habitantes de Solferino se volcaron un año más en este acontecimiento, incluso quienes no pudieron realizar la marcha, y animaron a los participantes desde las puertas de sus casas, colgaron banderas de la Cruz Roja en sus balcones y lucieron carteles conmemorativos en sus negocios.
Solferino ha sido literalmente el hogar de la Cruz Roja esta última semana y en cada esquina, bar o banco podía encontrarse a voluntarios que aprovechaban los pocos ratos libres para descansar y pasear entre las coloridas casas de este pueblo de la Lombardía italiana.
Además, este evento permitió encuentros extraordinarios como la reunión de las diferentes sociedades nacionales de la Cruz Roja en América, cuya única asamblea se realizó en 2007 y que pudieron acordar estos días los temas en los que van a concentrarse a partir de ahora.
Vistas desde lejos, las enormes tiendas de campaña de la Cruz Roja levantadas en la explanada de Solferino recuerdan las imágenes que se repiten a menudo en televisión y que hablan de las guerras, los desastres naturales y los países pobres donde trabaja esta organización, pero bastaba acercarse un poco más para comprobar el ambiente de compañerismo y respeto que impregnó esta reunión.
"Esto hay que venir y vivirlo. El ambiente es especial. He aprendido que da igual la raza y la lengua cuando los valores te unen", dijo uno de los voluntarios de la Cruz Roja española participante de la marcha.
"Para mí, como latinoamericano, ha sido impresionante ver a paquistaníes o árabes bailar música caribeña o compartir con ellos otros momentos como la comida. Al final aunque hablemos diferentes idiomas hay otros lenguajes que se parecen", explicó el director nacional del departamento de juventud de la Cruz Roja Uruguaya, Leonardo González.
Así, el mismo suelo que hace 150 años estaba teñido por la sangre de los caídos en el combate desprendía estos días la ilusión de los cientos de asistentes que trabajan por los demás con la esperanza de que puede haber un mundo mejor.
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