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El miniempleo, apenas un parche contra el paro

El contrato de 400 euros al mes esconde precariedad y es muy criticado

PATRICIA BAELO

Ni impulsan el empleo juvenil, ni fomentan el acceso laboral de la mujer. Los minijobs encierran sólo precariedad. Por ello, en su país, Alemania, cada vez son más los detractores que advierten de los riesgos que entrañan para el mercado laboral. Pero ¿qué son? Se trata de un tipo de contrato que tiene su origen en la década de los noventa, cuando entraba con fuerza en el reglamento laboral la jornada reducida: cualquier empleado que no superara las 15 horas semanales o los dos meses (50 días) anuales y que ganara menos de 630 marcos.

En abril de 1999, con la introducción de la moneda única, se aumentó el límite salarial a 325 euros. Finalmente, en 2003, el Gobierno de Gerhard Schröder (socialdemócratas) y Joschka Fischer (verdes) parió los minijobs. El objetivo fundamental era reducir la elevada tasa de desempleo y poner orden en el mercado negro, ambos factores herederos aún de la crisis económica tras la reunificación.

Uno de cada cuatro alemanes en activo tenía en 2010un minijob'

En este modelo laboral, el salario máximo es de 400 euros al mes. No hay límite de horas diarias o semanales y, dado que Alemania carece de salario mínimo interprofesional, lo que se percibe depende del sector y el empleador. Lo habitual es que la hora se pague a entre 5 y 7 euros. Está permitido tener más de un minijob y no existe norma de expiración. En la práctica, se puede estar toda la vida.

El trabajador no paga impuestos ni seguridad social, con lo que su salario neto termina siendo el mismo que bruto. Mientras, el empresario abona a modo de cantidad global el 30% del sueldo: un 15% como seguro de pensiones, el 13% para el de enfermedad y el 2%, impuestos. El empleado tiene cubiertas así las vacaciones y las bajas por enfermedad. Hay una modalidad alternativa, el midijob, al que uno pasa automáticamente cuando percibe entre 401 y 800 euros al mes. En este caso, el trabajador no está exento de cotizar a la seguridad social ni de pagar impuestos.

Alemania se convierte en república de minijobs o Malestar en el país de los minijobbers son algunos de los titulares de la prensa en los últimos meses. Según reveló en abril la Agencia Federal de Empleo, en 2010, hubo 7,3 millones de trabajadores con este contrato, casi uno de cada cuatro ciudadanos en activo. Los sectores en los que más se percibe el incremento son pequeños y grandes comercios, restaurantes, hoteles, atención sanitaria. Proliferan las webs que los ofrecen: Fünfi, Fiverdeal...

La fórmula se ha usado para no hacer fijos y limitar a las mujeres

'Los miniempleos han resultado erróneos', resume Annelie Buntenbach, miembro de la Junta directiva de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB). 'Rara vez se consigue pasar a un puesto de media o jornada completa, mejor pagado', apunta el investigador del Instituto de Ciencias Económicas y Sociales (WSI) Alexander Herzog-Stein, quien advierte de que estos contratos sirven a los empresarios para contratar de manera más sencilla y barata en momentos de mayor demanda en lugar de integrar personal definitivamente en su plantilla. Precariedad garantizada.

Para colmo, según la Confederación de Patronales alemanas (BDA), hasta 700.000 de esos empleados reciben la mínima ayuda por desempleo (Hartz IV). Albrecht von der Hagen, director de la organización Empresarios Familiares declara: 'Un trabajador puede llegar a cobrar con el Hartz IV y un minijob mucho más que con un trabajo a jornada completa en el que gane 1.300 euros brutos.' Un informe presentado por una comisión de expertos del Ministerio de Familia subraya: 'El incremento de los minijobs es poco progresista, sólo ha reducido la cuota de mujeres directivas' y las ha desviado a 'puestos tradicionales de mujeres'.

Expertos, sindicatos y oposición exigen desde hace tiempo que se revise la normativa. Muchas han sido las iniciativas. Una de ellas la planteó la Izquierda, capitaneada por Gregor Gysi y Oskar Lafontaine, en 2007, para que se implantara un salario mínimo de 8 euros por hora. La única respuesta del Gobierno de Merkel ha sido anunciar hace unas semanas que subirá el límite (que no el sueldo) a 450 euros.

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