Este artículo se publicó hace 16 años.
Los ministros van del boicot a Nokia al ataque verbal por el cierre de la planta de Bochum
El anuncio de cierre de la planta alemana de Nokia en Bochum (oeste de Alemania) ha precipitado un alud de reacciones de rechazo por parte del gobierno de Angela Merkel, que van del boicot más o menos declarado al ataque verbal.
A la reacción hoy del ministro de Consumo, se ha sumado su colega de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrück, quien calificó de "capitalismo de caravana" la decisión del consorcio finlandés de deslocalizar la planta y desplazar su producción a Rumanía.
La "repentina" decisión de Nokia semeja un "comando de asalto", añadió Steinbruck, ex primer ministro del estado de Renania del Norte Westfalia, donde está Bochum.
Al respecto, el ministro de Consumo, Agricultura y Pesca, Horst Seehofer, anunció que cambiará su teléfono móvil en solidaridad con los trabajadores de la planta de Bochum, ya que "no me gusta la manera en que se están haciendo las cosas" por parte de Nokia.
El político socialcristiano bávaro (CSU) subrayó su intención de utilizar a partir de ahora un aparato de telefonía móvil de otro fabricante y confirmó que su Ministerio estudia la posibilidad de ordenar el cambio de todos los móviles oficiales.
Al boicot de Nokia se ha sumado también el jefe del grupo parlamentario socialdemócrata (SPD) en el Bundestag, Peter Struck, y no se descarta que otros políticos alemanes tomen la misma decisión en solidaridad por los trabajadores de Bochum.
El Gobierno de Berlín anunció ayer que se reunirá con directivos de la compañía finlandesa para hablar sobre las condiciones del cierre de la fábrica de teléfonos móviles de Bochum (oeste de Alemania).
Según informó el secretario de Estado de Economía, Hartmut Schauerte, se ha acordado celebrar una reunión en Berlín, que tendrá lugar "en breve" y sin plantear condiciones previas.
En la citada reunión, participarán representantes del Gobierno, la ministra de Economía del estado de Renania del Norte-Westfalia, Christa Thoben y "altos ejecutivos de Nokia".
La clausura de la fábrica supondrá el despido de 2.300 personas, y pondrá en peligro otros 1.000 empleos en compañías abastecedoras.
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