Este artículo se publicó hace 16 años.
Los ministros de Finanzas del G7 afrontan la ardua tarea de restaurar la confianza en lo mercados
Los ministros de Finanzas del Grupo de los Siete (G7) afrontan hoy la dura tarea de restaurar la confianza en los mercados, en momentos de una severa crisis financiera y económica global y de una preocupante debilidad del dólar.
Para inyectar la necesaria dosis de confianza se espera que recomienden al final de su reunión en Washington medidas para mejorar la estabilidad de los mercados, aumentar la transparencia de bancos, firmas de valores y agencias de calificación de riesgo y fortalecer la cooperación entre los distintos supervisores.
Las medidas forman parte de un informe elaborado por el Foro de Estabilidad Financiera (FSF), un grupo con sede en Suiza integrado por banqueros centrales y reguladores, que persigue con su iniciativa impedir que se repitan problemas como los actuales.
El FSF aduce que la desregulación financiera es, en parte, la culpable de la actual crisis y quiere establecer un paraguas de medidas para que exista un mayor control sobre bancos y otros intermediarios financieros.
Algunos de los grandes actores en el mercado parecen estar de acuerdo en la necesidad de una mayor regulación y supervisión.
Josef Ackermann, presidente de Deutsche Bank, lo resumía así en declaraciones la semana pasada a la revista The Economist: "Ya no creo en el poder del mercado para curar sus propias heridas".
No está claro, con todo, que exista consenso entre los directivos de los mayores bancos mundiales -algunos de los cuales se reunirán hoy con los representantes del G7- sobre este mayor celo regulador.
Aun así, tanto Estados Unidos, como Japón y Reino Unido han expresado su deseo de que el plan se implemente de forma rápida y eficaz.
El ministro de Economía británico, Alistair Darling, apuntó hoy en un discurso en Washington, previo a la reunión de esta noche, que el G7 debe comprometerse a "implementar el informe del Foro de Estabilidad Financiera en su totalidad y de forma rápida".
"No deberíamos de dudar en actuar si la respuesta del mercado resulta ser inadecuada", añadió.
Darling destacó que la economía global atraviesa por momentos de "incertidumbre" y abogó a favor de "una acción urgente por parte de las mayores economías mundiales para hacer frente a la que se ha convertido en la mayor sacudida económica desde la Gran Depresión".
A la espera de que se hagan públicas las medidas, los observadores esperan también con interés cualquier mensaje del Grupo de los Siete países más industrializados (Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón y Reino Unido) sobre la actual situación en los mercados de divisas.
De todos modos, y a juzgar por el comportamiento bajista del dólar durante las últimas horas, el mercado no parece adelantar que los titulares de Finanzas y gobernadores centrales del G7 vayan a adoptar alguna medida para frenar la debilidad del billete verde.
El ministro de Finanzas japonés, Fukushiro Nukaga, afirmó hoy que los representantes del G7 abordarán la situación en los mercados cambiarios y destacó el efecto contraproducente de una volatilidad excesiva sobre el crecimiento económico, aunque no precisó si se adoptarán medidas concretas para ayudar al dólar.
"Los tipos de cambio se discutirán con toda seguridad", apuntó Nukaga en declaraciones a la prensa en Washington, quien dijo que espera un debate franco en ese frente.
EE.UU. se ha mostrado reacio a tomar medidas para frenar la depreciación de su moneda y los observadores creen que se opondría a cualquier actuación drástica en ese sentido.
La caída del billete verde, que preocupa a algunos dirigentes europeos, ha servido para impulsar las exportaciones estadounidenses, uno de los pocos sectores de la economía estadounidense que evoluciona favorablemente.
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