Este artículo se publicó hace 13 años.
El mito de Maria Callas revive en una exposición de sus objetos en Nueva York
El mito de Maria Callas revive desde hoy en una exposición en Instituto Cultural Italiano de Nueva York, con vestidos y joyas que la soprano, nacida en la Gran Manzana, lució en algunos de los mejores escenarios de todo el mundo, además de otros objetos personales.
"La muestra descubre un mito que no ha sido igualado en el mundo de la ópera ni de la música", explicó a Efe el presidente de la Asociación Cultural María Callas, Bruno Tosi, que ha recopilado la colección más grande del mundo de pertenencias de la cantante (1923-1977).
La exhibición "Maria Callas: una mujer, una voz, un mito", enseña hasta el 30 de marzo una pequeña parte de ese legado, de la que Tosi destacó una fotografía dedicada del "gran director de orquesta" Tullio Serafin, el "pigmalión" de Callas.
Callas, conocida como "la Divina", nació en Nueva York, se formó en Grecia y desarrolló la mayor parte de su carrera en Italia. Los registros de su voz, su técnica, y cualidades dramáticas la convirtieron en una de las cantantes de ópera de mayor renombre del siglo XX.
Sin embargo, los escándalos de su vida personal, como su relación con el magnate griego Aristotle Onassis (1906-1975) eclipsaron en ocasiones sus logros artísticos.
Ambas facetas de la cantante están presentes en la exposición a través de las prendas que vistió en los teatros y las que lució en presentaciones o en su vida privada, y la muestra se completa con una serie de fotografías cedidas por la Fundación del Parlamento Griego.
La mayoría de la ropa es de los años 60 y 70, ya que, según explicó Tosi a Efe, la cantante perdió unos cuarenta kilos de peso durante los años 1953 y 1954, por lo que los vestidos anteriores a su cambio de imagen los quemó o los regaló a sus empleados para que los usaran como disfraces.
Una de las prendas más llamativas que se puede observar en la muestra es el vestido de inspiración española con el que cantó "El barbero de Sevilla" en la Scala de Milán en 1956, o el de terciopelo granate con detalles dorados, a juego con un collar, que llevó en la representación de "Tosca" en la Royal Opera House londinense en 1965.
También se exhibe una delicada corona de pedrería y hojas de tela morada, diseñada por Christian Dior, con la que Callas adornó su cabello en una representación de "Norma" en París en 1965.
Entre los atuendos y alhajas que empleaba fuera de los escenarios, figuran un traje de noche de color amarillo con una banda de pedrería firmado por la casa Lanvin, un pequeño bolso plateado o unos guantes largos de color hueso.
La celebración de esta muestra permite que parte de los objetos más personales de Maria Callas vuelvan a la ciudad donde nació y a la que regresó no sólo para cantar en el teatro de la ópera de la ciudad, sino para impartir unas clases sobre ópera en la escuela de música Juilliard en 1971 y 1972.
"En los últimos años de su vida tuvo un gran empeño en ayudar a los jóvenes artistas", señaló el presidente de la asociación, quien añadió que la cantante, además de las clases, puso en marcha una bolsa de estudios en Grecia.
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