Este artículo se publicó hace 15 años.
Montilla avisa al TC de que el modelo lingüístico no se toca
"Con la convivencia, con la lengua, no se juega", dice el president
"Es mi deber como president de la Generalitat recordar que una hipotética desautorización constitucional del modelo lingüístico que ha funcionado durante 25 años sería también una descalificación del modelo de convivencia que la sociedad catalana se ha dado a sí misma, de manera prácticamente unánime". Sintético como es habitual en él, Montilla concretó ayer con estas palabras una inequívoca advertencia al Tribunal Constitucional, que enjuicia el Estatut catalán atendiendo, entre otros, a los recursos presentados en su contra por cuestiones relacionadas con la lengua; los del Defensor del Pueblo y el del PP. "Con la convivencia civil, con la lengua, no se puede jugar", insistió.
Imponer desde fuera
No se escuchaba al president hablar con semejante solemnidad desde que, en 2007, advirtió en Madrid de la desafección de Catalunya con el resto del Estado ante la crisis de infraestructuras. Ayer Montilla volvió a elevar el tono para defender el modelo lingüístico catalán, cuyas bases empezaron a sentarse con la primera Ley de Normalización Lingüística de 1983 y, pese a la advertencia al Constitucional, confió en que el criterio de sus magistrados sea especialmente "cuidadoso" en esta cuestión. "Nuestro país no aceptará de ninguna manera que se le imponga, desde fuera, una confrontación lingüística".
Montilla se refirió una y otra vez al "supuesto" conflicto lingüístico en CatalunyaEl marco era singular. Montilla abrió el ciclo de conferencias organizadas por el Institut dEstudis Catalans para conmemorar los 25 años de la ley. Allí, el president hizo balance de la acción de gobierno de la Generalitat en esta materia pero no eludió referirse también al presente de la lengua.
El discurso estuvo plagado de referencias a las vicisitudes políticas y sociales que afectan al catalán, a los recursos de inconstitucionalidad e incluso al españolista Manifiesto por la lengua común, que defendía la supremacía del castellano. Ante éste defendió la "lengua propia" de Catalunya como factor de integración y cohesión.
Montilla se refirió una y otra vez al "supuesto" conflicto lingüístico en Catalunya. Negó la mayor y lo atribuyó a tribunas mediáticas que "recuperaron la versión más rancia del anticatalanismo". A finales de los noventa, poco después de aprobarse la ley de política lingüística vigente, de 1998, aseguró que "estas voces hasta entonces minoritarias empezaron a recibir el apoyo externo y apelaron al bilingüismo".
El Estado y la UE
Pese a que, según dijo, la tarea de defender el catalán depende principalmente de las administraciones catalanas y la sociedad civil, Montilla aseguró que es necesario "continuar afirmando y exigiendo el reconocimiento pleno de la lengua por el Estado español y la Unión Europea". El president socialista sostuvo que el pluralismo lingüístico sigue siendo una "cuestión pendiente" en las instituciones españolas. Y añadió que si el Estado no hace gestos "difícilmente la sociedad española los hará".
Montilla trazó también los retos de futuro que se plantean al catalán, con más de 8 millones de hablantes, entre los que incluyó captar el interés de los jóvenes y los inmigrantes, y extender el uso social de la lengua.
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