Este artículo se publicó hace 15 años.
Montmeló sigue siendo 'territorio Rossi'
Miles de seguidores se acercan cada año al Circuito de Cataluña para verle encima de la moto y enloquecer, como hoy, con cada una de sus victorias. En Barcelona, nadie ha ganado tantas veces como él.
De sus 99 triunfos en el Mundial, nueve han sido en el trazado barcelonés: seis en MotoGP, dos en 250cc y una en 125cc. Montmeló es 'territorio Rossi' y hoy, el español Jorge Lorenzo, el único, junto al australiano Casey Stoner, que parece capaz de hacerle sombra, pudo sentirlo en sus propias carnes.
Lorenzo y Rossi, ambos del equipo oficial Yamaha, protagonizaron, en el GP de Cataluña, las dos últimas mejores vueltas de la temporada, un 'toma y daca' espectacular en el que se pasaron alternativamente en cuatro ocasiones, hasta que Valentino le robó la cartera a 'Giorgio' en la curva de entrada a meta.
Quince vueltas antes, ambos ponían tierra de por medio con sus respectivas Yamaha, descolgando a la Ducati del australiano Casey Stoner, el tercero en discordia.
Parecían haber llegado a un pacto tácito: se la jugarían los dos solos en la última vuelta. La partida se la llevó el italiano, pero Lorenzo dio un pequeño paso más, otro pasito para romper, algún día, la hegemonía de 'Il Dottore'.
Por detrás, Dani Pedrosa (Honda), infiltrado, dolorido, entumecido por los diez días de inactividad y los problemas que arrastra en su maltrecha cadera derecha, ajeno a la batalla de alto voltaje que se libraba delante, lograba un heroico sexto puesto.
Después, se bajó de la moto visiblemente cojo y desapareció del circuito camino de casa, donde ahora mismo debe estar ya descansando de un fin de semana durísimo en el aspecto físico y anímico.
El orden del podio deparó un cálculo curioso, un reparto de puntos caprichoso que dice que, después de seis carreras, Lorenzo, Rossi y Stoner están empatados en la clasificación (106 puntos) y que los tres han ganado los mismos Grandes Premios (dos cada uno).
Lo que se vio hoy en el trazado barcelonés no hizo más que confirmar que el Mundial, en la máxima categoría, este año está más igualado que nunca.
No sucedió lo mismo, sino todo lo contrario, en 250 c.c, porque el español Álvaro Bautista (Aprilia) consolidó el liderato del Mundial al lograr su tercera victoria de la temporada. Su Aprilia ya aventaja en doce puntos a la Honda del japonés Hiroshi Aoyama, que hoy fue segundo, y en 47 a la Gilera del italiano Marco Simoncelli.
El triunfo de Bautista en Montmeló fue doble, por los 25 puntos que sumó él, y los 25 que se dejó Simoncelli, quien se cayó en la tercera vuelta y dejó el camino libre al piloto de Talavera de la Reina (Toldedo), que impuso un ritmo infernal para llegar en solitario a la línea de meta.
Sin el vigente campeón de la categoría en pista -su caída fue muy celebrada por los aficionados que se desplazaron hasta el circuito-, la única batalla que hubo en carrera fue la que libró el español Héctor Barberá (Aprilia) -mientras intentaba, sin éxito, dar caza a Bautista- con el italiano Matia Pasini (Aprilia), primero, y Aoyama, después.
La primera la ganó -se pudo deshacer del italiano en el tercio final de la prueba-, pero en la segunda hincó la rodilla en la última vuelta, cuando el japonés se le coló por el interior de la curva de La Caixa y le arrebató la segunda plaza.
La frustración de Barberá, que ayer consiguió la 'pole' pero que hoy no pudo exprimir su Aprilia en los últimos giros por culpa del desgaste al que sometió sus neumáticos, era evidente. Pero nada comparado con la que sintió su compatriota Julián Simón, al terminar la carrera de 125 c.c.
Simón había dominado de principio a fin los entrenamientos del fin de semana. También lo estaba haciendo durante la carrera, donde el italiano Andrea Iannone (Aprilia) era el único capaz de seguir su ritmo. Sin embargo, el italiano no podía pasarle y el español tenía la tercera victoria de la temporada en sus manos.
Pero el piloto de Bancaja Aspar se confundió y celebró el triunfo mientras cruzaba la línea de meta pensando que había completado la última vuelta, cuando quedaba otra más. Aspar, su jefe de equipo, no se lo podía creer, empezó a gritarle desde el muro que siguiera, que aquello no había acabado, y al español le pasaron cinco pilotos.
A punto estuvo de caerse cuando intentaba recuperar algún puesto. y, al final, su compatriota y compañero de equipo Sergio Gadea lo bajó del podio por una milésima. Iannone se llevó una inesperada victoria y el español Nico Terol un fantástico segundo puesto.
Al menos, a Simón le queda el consuelo de saber que el octavo puesto conseguido por el británico Bradley Smith, también con una Aprilia del equipo de Aspar, le devuelve el liderato del Mundial, aventaja en un punto y medio al inglés, y que, ahora mismo, despistes imperdonables aparte, es el piloto más rápido de la parrilla.
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