Este artículo se publicó hace 15 años.
Muchas expectativas pero pocas esperanzas en la reunión con Abás y Netanyahu en Nueva York
Obama recibe a ambos mandatarios sin la convicción de que las negociaciones de paz vayan a avanzar
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, preside hoy una reunión trilateral con el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, y el presidente palestino, Mahmud Abás, que ha generado mucha expectación, pero pocas expectativas. La reunión estará precedida de sendas reuniones bilaterales, de media hora de duración cada una, antes de proceder a la conjunta programada para las 11.30 hora local (15.30 GMT).
El encuentro ha generado una gran expectación, pero la Casa Blanca se ha esforzado en no fomentar demasiadas esperanzas, después de que el enviado estadounidense a Oriente Medio, George Mitchell, abandonara la zona la semana pasada sin haber podido persuadir a israelíes y palestinos de que retomen las conversaciones de paz.
Según explicó hoy el portavoz presidencial, Robert Gibbs, quien acompaña a Obama en su visita a Nueva York y a las Naciones Unidas esta semana, "no tenemos unas expectativas descomunales, se trata de una sola reunión". Gibbs puntualizó: "queremos seguir logrando progresos, y parte de esos progresos es conseguir que las tres partes se sienten juntas".
"No tenemos unas expectativas descomunales sobre la reunión con Netanyahu y Abás"Altos funcionarios del Gobierno han señalado que ya la reunión en sí constituye un progreso, al celebrarse pocos meses después de que Netanyahu asumiera el poder y menos de un año tras los enfrentamientos en Gaza entre israelíes y palestinos.
Al menos un progresoCon esta reunión, más que resultados concretos lo que busca Obama es demostrar su implicación personal en el proceso de paz. En los últimos días, la Casa Blanca ha recordado que uno de los primeros actos del presidente tras su investidura fue telefonear a los implicados en ese proceso, para expresar su determinación a conseguir resultados y a implicarse personalmente en este para lograrlos. Pero en la reunión, Obama puede encontrar que la mera determinación o las buenas palabras, no logran el efecto deseado y se encuentra frente al mismo muro que detuvo a los Gobiernos estadounidenses anteriores.
Los palestinos acusan a Israel de rechazar la congelación de los asentamientos en los territorios ocupados. También protestan porque Israel quiera comenzar conversaciones de paz, sin estar dispuesto a abordar asuntos como los refugiados palestinos o el estatus definitivo de Jerusalén, que ambas partes reclaman como capital.
Por su parte el primer ministro israelí, llegado a comienzos de este año al poder al frente de una coalición de derechas, sostiene que el destino de los asentamientos debe decidirse durante los negociaciones y los palestinos han asumido una posición de intransigencia. "No voy a volver la espalda a un cuarto de millón de ciudadanos israelíes", sostuvo Netanyahu en una entrevista concedida a la emisora israelí Canal 10 el pasado jueves.
Común denominadorAmbas partes acuden a la reunión con un denominador común, no obstante: un sentimiento de frustración con Estados Unidos. Los palestinos consideran que Washington no hace lo suficiente por lograr que Israel suspenda la construcción de asentamientos -pese a que el Gobierno de Estados Unidos se ha mostrado muy crítico con esta situación.
Por su parte, Israel considera que Estados Unidos ejerce una presión desproporcionada y pública sobre su Gobierno para el fin de los asentamientos y en cambio no presiona a los palestinos con el mismo rigor.
Palestinos e israelíes creen que EEUU no es imparcial con ninguno de los dos paísesLa reunión se producirá un día después de una reunión en Washington entre el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, y su colega estadounidense, Robert Gates. La semana pasada, el enviado estadounidense a Oriente Medio, George Mitchell, se reunió en el espacio de cuatro días en dos ocasiones con Abás y cuatro con Netanyahu. De estas últimas, dos tuvieron lugar el viernes, inmediatamente antes de que Mitchell abandonara la región.
Tras la partida de Mitchell, tanto israelíes como palestinos se mostraron escépticos ante la posibilidad de que fuera a producirse un encuentro trilateral en los márgenes de la Asamblea General de la ONU. La embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, tampoco quiso pronunciarse entonces sobre la probabilidad de un encuentro.
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