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"Muchas series tratan al público como si fuese idiota"

Actor. Es uno de los protagonistas de la serie ‘La chica de ayer’

REBECA FERNÁNDEZ

Un Harry el sucio a la española, que no deja ver su lado 'blandito'. Este poli duro de los años 70 es Joaquín Gallardo, papel interpretado por el actor Antonio Garrido (Sevilla, 1971) en la serie La chica de ayer, que Antena 3 emite los domingos. Por sus capítulos, se pasean un poli 'cerebral' sacado de 2009 (Ernesto Alterio), 'un modernito que habla de los derechos humanos' que da la réplica al inspector jefe interpretado por Garrido, un personaje 'pasional, que se guía por el instinto'. Esta producción de Ida y Vuelta, estrenada con éxito el pasado fin de semana, no mira el pasado con nostalgia, sino con 'ironía'.

¿Cómo define su personaje?

Gallardo es el sheriff de la comisaria. Es un tipo duro que es demócrata y monárquico, lo que pasa es que se ha criado con los grises y está en la España que empieza con la Transición. Es un tipo que hoy estaría fuera de lugar, porque es un poco machito ibérico de la España profunda. Sobre todo es fan de Harry el sucio y quiere ser como él. Tiene un poco de blandito, pero en aquel momento si eras inspector no lo podías dejar ver porque te comían. Es el perfil de muchos hombres de aquella época.

¿Tiene su lado bueno?

Sí. Es un tipo duro, pero tiene su sensibilidad. Lo que pasa es que es tan bruto y dice tantas burradas que por eso es gracioso, de lo bestia que es.

¿Cómo ha sido ponerse en la piel de alguien que vive en 1977?

Fácil. Hablé con gente, para que me contase cómo era.

¿Cómo le describieron ellos la vida de aquella época?

Era un momento difícil, porque estábamos en plena Transición. En ese momento se empezaba a hablar de los derechos de los sospechosos, que antes ni existían.

¿Qué hacía usted en 1977?

Tenía seis años. Iba al cole y me preocupaba por si mis padres me daban la merienda

¿Le augura futuro a la serie?

Estas cosas nunca se saben porque no dependen de nosotros, pero creo que va a funcionar porque está bien hecha. Muchas series tratan al público como si fuese idiota. Nosotros lo tratamos con mucho respeto. Hacen falta series que no sean simplonas, con un poquito más de calidad.

¿Cree que la ficción en España vive un buen momento?

Hemos evolucionado mucho en lo que a series se refiere. A la gente le gusta lo que se va haciendo y espero que siga siendo así.

¿Qué ve usted en la televisión?

Normalmente no suelo ver muchas series. Las veo sobre todo para ver a los compañeros y estar al día de qué se está haciendo, pero no termino enganchándome. La gran diferencia entre una buena y una mala serie es que con las malas estás viendo desde fuera y con las buenas entras directamente al trapo.

Usted ha presentado espacios como Identity ¿Cómo lleva el cambio de un programa a una serie?

La profesión de actor es muy amplia y para mí presentar era igual que estar actuando. Lo que pasa es que cuando estás actuando tienes un texto y en el programa es un ejercicio de improvisación porque no tienes guión y estás continuamente interactuando con el espectador y con el concursante. Cuando estuve presentando lo pasé muy bien, me divertí mucho, y no descarto volver a hacerlo, pero ahora ha llegado el momento de estar actuando. Tengo la suerte de que me ofrecen cosas que me gustan.

¿Dónde está más cómodo?

En mi cama... [explica entre risas]. Creo que los actores son actores, independientemente de si es en cine, teatro o televisión. Cada medio tiene su código y tienes que saber adaptarte a él en cada momento. Me lo paso igual de bien en un sitio que en otro.

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