Este artículo se publicó hace 16 años.
Mueren 25 civiles en un atentado cuando Sri Lanka retorna al estado de guerra
Al menos 25 civiles murieron hoy en un atentado contra un autobús en el sureste de Sri Lanka, cuando expira el acuerdo de alto el fuego entre la guerrilla tamil y el Gobierno sin que la mediación internacional haya podido salvar el proceso de paz abierto en 2002.
Una fuente del Ministerio de Defensa ceilandés dijo a Efe, en condición de anonimato, que el estallido de una bomba en una autobús de pasajeros cerca del municipio de Niyadalla, en el distrito de Monaragala, causó 25 muertos y 64 heridos.
La carga explosiva estaba colocada en el interior del autobús, informó el Gobierno en un comunicado.
Una fuente policial citada por la web "Tamilnet", afín a la guerrilla, precisó que después del estallido, los atacantes iniciaron un tiroteo, extremo que no fue confirmado por la fuente de Defensa contactada telefónicamente por Efe.
El Ejecutivo ceilanés atribuyó el ataque a la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), que por el momento no ha reivindicado la autoría, aunque los rebeldes tamiles suelen recurrir a los atentados contra autobuses de civiles para hacer oír sus demandas.
Según destacó "Tamilnet", este ataque se produce cuando altos mandos militares ceilaneses intentan convencer a las autoridades del sur de país de que cierren todos los colegios durante una temporada antes de lanzar una ofensiva "a gran escala" en la zona.
También hoy, tres soldados del Ejército de Sri Lanka resultaron heridos cuando un artefacto explotó al paso del camión en el que viajaban en el municipio de Buttala, en el mismo distrito.
Además, dos granjeros murieron y otros cuatro resultaron heridos en un tercer ataque, supuestamente lanzado por los guerrilleros tamiles, en la zona de Dambeyaya, también perteneciente al distrito de Monaragala, según un comunicado del Ejecutivo.
Estos atentados tienen lugar el mismo día que Defensa informó de la muerte de 13 rebeldes tamiles en varios combates librados en las últimas 24 horas en distintos puntos del norte de la isla.
Los episodios de violencia se sucedieron durante la jornada en la que expiró formalmente el acuerdo de alto el fuego alcanzado en febrero de 2002 entre el Gobierno y los tamiles.
El pasado 2 de enero, el Gobierno rompió unilateralmente el acuerdo, aunque éste existía sólo sobre el papel, pues los combates han sido constantes desde la suspensión de las negociaciones de paz en octubre de 2006.
Tras la ruptura del diálogo, el Ejército emprendió una ofensiva que ha arrinconado al LTTE en bolsas del norte del país.
La guerrilla, por su parte, ha aumentado sus actos terroristas y lanzado espectaculares, pero aislados, ataques aéreos contra bases del Ejército e incluso la capital, Colombo.
El recrudecimiento de las hostilidades ha supuesto el desplazamiento interno de unas 200.000 personas, según la ONU.
Los esfuerzos por salvar el proceso de paz de los mediadores internacionales -el último de ellos, el enviado de Japón Yasushi Akashi, visitó el país en los pasados tres días- han sido en vano.
La comisaria de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour, alertó ayer de que un aumento de las hostilidades sería devastador para los ceilandeses e instó a las partes a respetar sus obligaciones internacionales.
Ninguno de estos llamamientos está surtiendo efecto y el Gobierno se ve capaz de eliminar a los "terroristas" del LTTE.
El presidente, Mahinda Rajapakse, condenó hoy el atentado en Monaragala, que calificó de una "salvajada" que "debería atraer el oprobio de todos dentro y fuera de Sri Lanka".
El LTTE lucha desde la década de 1980 por un Estado independiente en el norte y el este de Sri Lanka, donde la etnia tamil es mayoritaria, frente a la cingalesa, que domina en el resto del país.
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