Las fuerzas de seguridad de Pakistán han matado al menos a 36 insurgentes en combates registrados durante las últimas 24 horas en dos operaciones que llevan a cabo en sendas zonas tribales del conflictivo noroeste del país, informaron fuentes militares.

En la estratégica Khyber, la guardia de fronteras se ha hecho con el "control de todos los puntos de entrada y salida" de la región, por la que discurre el principal paso terrestre que une Pakistán con Afganistán, explicó a Efe el mayor Fazal-ur-Rehman, portavoz de las tropas en esta demarcación.

Durante los últimos combates en Khyber se han registrado 21 muertos entre los integristas, según la fuente, que agregó que las fuerzas gubernamentales "han destruido túneles" y "centros de los insurgentes donde preparaban vehículos para cometer atentados suicidas".

Según cálculos militares, unos 50 integristas han fallecido hasta el momento en esta ofensiva, que se desarrolla por tierra y aire desde hace cuatro días.

Mientras, el Ejército acabó con la vida de otros 15 insurgentes en la región tribal de Waziristán del Sur, fronteriza con Afganistán, donde además dos soldados resultaron heridos, informó el mando militar.

Las fuerzas de seguridad comenzaron a mediados de octubre una operación a gran escala en Waziristán, considerado el feudo máximo de la insurgencia talibán en Pakistán y refugio de la red terrorista Al Qaeda.

En los combates han perdido la vida casi 600 integristas y 69 soldados, de acuerdo con el cómputo militar, que carece de comprobación independiente.

Unos 268.000 civiles han abandonado sus hogares desde el inicio de las hostilidades, según datos del Gobierno y de la ONU.

Además de en Waziristán y Khyber, las fuerzas de seguridad combaten focos de insurgencia en el valle norteño de Swat y en otros distritos tribales, como Bajaur, donde un líder tribal antitalibán fue asesinado hoy en un ataque con bomba que hirió a otras tres personas, según una fuente oficial citada por la cadena privada "Dawn".