Al menos tres soldados de las tropas extranjeras han perdido la vida por la explosión de un artefacto en el conflictivo sur de Afganistán, lo que ha elevado a ocho el número de efectivos de la OTAN fallecidos en las últimas 24 horas, informó hoy la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).

Todos los militares murieron en el mismo incidente, el estallido de una bomba caminera, que tuvo lugar ayer sábado, según explicó a Efe una fuente de la ISAF.

La fuente rehusó ofrecer detalles sobre las circunstancias del suceso y la nacionalidad de las víctimas, una prerrogativa que corresponde a cada país.

Estos tres fallecidos se suman a los otros cinco soldados de la OTAN que perdieron la vida también ayer en un atentado suicida contra una base militar situada en la provincia de Laghman, en el este de Afganistán.

En este ataque murieron además cuatro miembros del Ejército afgano y varios resultaron heridos.

Los atentados suicidas y las bombas camineras son los métodos más utilizados por la insurgencia para hostigar a las fuerzas de seguridad en Afganistán.

Aunque tienen presencia en todo el país, los insurgentes son especialmente activos en el cinturón suroriental afgano, donde predomina la etnia pastún, la propia de los talibanes.

Con 711 víctimas mortales, el año pasado fue el más sangriento para las tropas extranjeras desde la invasión estadounidense a Afganistán y la caída del régimen talibán en 2001.

En lo que va de 2011, el número de soldados fallecidos se ha situado en al menos 128, según el portal icasualties.org, que no actualiza su registro inmediatamente después de los sucesos violentos.