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Una muestra descubre las técnicas y secretos de una de las obras maestras de Otto Dix

EFE

La vinculación de Otto Dix con los grandes maestros, su interés en reflejar la verdad que le llevó a convertirse en uno de los principales representantes de la Nueva Objetividad, y la relación de su pintura con la fotografía, se reflejan en la exposición "Otto Dix. Retrato de Hugo Erfurth. Técnicas y secretos".

Perteneciente a la muestra número 21 de la serie Contextos de la Colección Permanente del Museo Thyssen-Bornemisza, en la que a través de una exposición monográfica se profundiza e ilustra el contexto en el que fue creada, la muestra gira en torno a la obra "Hugo Erfurth con perro", realizada en 1926.

Otto Dix (1891-1969) es uno de los artistas alemanes más importantes del siglo XX que en su obra reflejó las contradicciones de la sociedad de la época. Integrado en todas las etapas del siglo de los ismos, fue realista, expresionista, dadaísta, pero sobre todo uno de los realistas más críticos de la época, que decidió quedarse en las relaciones reales de los seres humanos en vez de entrar en grandes abstracciones.

La exposición que mañana se abre al público pretende estudiar ese estilo realista de Dix y analizar la relación del pintor con su amigo Hugo Erfurth, afamado fotógrafo de retratos y, a través de ella, profundizar en un capítulo fundamental del debate artístico de esos años: la equiparación de la pintura y la fotografía.

"Era un encuentro predeterminado, el de la fotografía y la Nueva Objetividad. Pintura y fotografía caminan en busca de la misma verdad, pero por caminos distintos y hasta opuestos. La coincidencia con la fotografía en Dix se produce en el resultado, en el que la mano del pintor brilla por su ausencia porque la propia mano ha borrado sus huellas", comentó Guillermo Solana, conservador jefe del museo.

Otra aportación de la muestra es poder comprobar como la intimidad y relación de Dix con los grandes maestros del Renacimiento, principalmente alemanes, data desde mucho antes de que estos encuentros se pusieran de moda. "Desde sus inicios en la pintura, cultivaba maneras de trabajar de los maestros antiguos", según Solana, para quien esta exposición es especialmente importante.

Por una parte, porque se ha organizado en torno a una de las obras maestras de la colección del Thyssen y, por otra, porque existe un gran número de piezas, como fotos o dibujos preparatorios, "imprescindibles para entender nuestra obra, y se debían unir".

Otro valor es la forma en que se ha planteado la muestra desde los dos departamentos que han colaborado en su organización, el de Pintura Moderna, bajo la dirección de Paloma Alarcó, y el de Restauración, encabezado por Ubaldo Sedano. "Ambos han intervenido para hacer un trabajo fundamental, era preciso acometer el proyecto desde el lado de la investigación y de la restauración".

En la primera de las salas se puede apreciar cómo el estilo verista de Dix está indisolublemente asociado a un método de trabajo cargado de referencias a la pintura de los grandes maestros. No sólo se evidencian analogías estilísticas o modelos compositivos similares, sino también los mismos procedimientos técnicos.

Junto al retrato protagonista de la exposición y sus dibujos previos, y al lado de otras pinturas como "Pastor Alemán" y de fotografías de su amigo Erfurth, en el museo han tenido "la osadía", según Paloma Alarcó, de colgar "Retrato de mujer" de Lucas Cranach.

"Así se puede apreciar que no trata de emular técnicas y prototipos, sino que se comporta como un verdadero maestro. Pocos pintores modernos aguantan estar colgados frente a un Cranach".

El segundo espacio exhibe los trabajos de investigación, cuyo objetivo ha sido dar a conocer, a partir del estudio de "Hugo Erfurth con perro", el proceso de creación, las técnicas y los materiales utilizados por Otto Dix.

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