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Las mujeres tienen poco futuro en la BBC

La cadena británica prescinde de las presentadoras cuando alcanzan los 50 años

IÑIGO SAENZ DE UGARTE

Todas las cadenas de televisión pretenden ganarse la confianza de los espectadores más jóvenes, al menos de los que tienen entre 15 y 45 años, y en función de esos criterios, eligen a sus presentadores. También lo hace la BBC, pero curiosamente esta tendencia tiende a afectar sólo a las mujeres de más de 50 años, no tanto a los hombres, lo que está provocando una intensa polémica en el Reino Unido.

El último caso es el de Arlene Phillips, de 66 años, una de los jueces del programa 'Strictly Come Dancing' (similar al 'Mira quién baila' español). Acaba de ser reemplazada por Alesha Dixon, de 30 años, una cantante que salió de uno de los muchos ‘realities' aparecidos en los últimos años en los canales británicos. 2.000 personas han enviado cartas a la cadena para protestar por la medida.

Si alguien piensa que esa tendencia es casi inevitable en programas de puro entretenimiento, debería saber que también se produce en los informativos. A diferencia de España, los hombres con canas predominan en estos programas. Para las mujeres, la vara de medir es diferente.

El ejemplo más llamativo fue en 2007 y afectó a Moira Stuart, entonces con 57 años. Stuart había alcanzado en los ochenta un estatus especial al ser la primera mujer de raza negra que presentaba las noticias. Hace dos años, perdió su posición en el informativo de las mañanas de los domingos en BBC. Evidentemente, le sustituyó una persona más joven.

La barrera de los 50 parece infranqueable para ellas. 'Tengo 47 años y estoy ya probablemente muy cerca del final de mi carrera en pantalla a causa de mi edad', ha dicho una presentadora. Si trabaja en la BBC, quizá su única esperanza sea el traslado al canal de noticias.

La tendencia ha llamado la atención de aquellas autoridades que se dedican a luchar contra la discriminación de la mujer. Una de ellas es Joan Bakewell, nombrada por el Gobierno para defender los intereses de la tercera edad. Bakewell, que trabajó en la BBC como periodista en los años 60, mostró su enfado hace unos días al director general de la cadena. 'Es como si todas ellas hubieran muerto', le dijo refiriéndose a las mujeres de más de 50 años. 'La televisión tiene una influencia enorme y la falta de mujeres a partir de una cierta edad es contraproducente'.

No se sabe cuál fue la respuesta del director general. Algunos de sus directivos lo tienen claro. En una reunión con representantes de productoras, la responsable de contratar documentales les dijo a sus futuros clientes que la empresa quiere productos que sean atractivos para los jóvenes. Puso como ejemplo un programa presentado por una cara nueva, 'no por uno de los espaldas plateadas' (un término que se utiliza con los gorilas más viejos).

Algunos de esos ‘gorilas' sí que son veteranos. El célebre David Attenborough tiene 83 años. Esas viejas glorias, junto al dinero del contribuyente, son los que han contribuido a mantener el prestigio de la BBC. Pero las leyes de la televisión parecen ser tan implacables como las de la naturaleza. Y si son mujeres, su futuro en la ‘manada' de la cadena británica es cuando menos dudoso.

 

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