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Multas de 3.000 euros contra el 'prostíbulo de Europa'

Ayuntamientos de Girona barajan sancionar a meretrices de carretera y clientes

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Hay dos chicas a pie de carretera. Una está sentada y la otra, de pie. Ambas llevan poca ropa y tacones de aguja. Un hombre en moto se acerca. La chica que estaba sentada se levanta y se dirige hacia él, marcando el paso. Y las curvas. Entonces, ella susurra algo, él asiente y ambos caminan detrás de los árboles. Serán entre siete y diez minutos. No más. 20 euros, una felación; 30 euros, sexo completo. Así son las cosas a pie de carretera. Las chicas se reparten por la Nacional II, desde la frontera con Francia hasta los límites de la provincia de Barcelona. Es lo que algunos llaman el prostíbulo de Europa; otros, la vergüenza.

'Cada municipio tiene que hacer la guerra por su lado. Todo son buenas palabras pero nada más y cada vez tenemos la sensación de que hay más prostitución', afirma Pere Vila, presidente del Consejo Comarcal del Alt Empordà. La guerra a la que se refiere Vila son las ordenanzas municipales. La Jonquera ha abierto la veda: hace unas semanas aprobó sancionar a los clientes y a las prostitutas que practiquen sexo en las calles de su término municipal. La multa puede llegar hasta los 3.000 euros y empezará a aplicarse esta semana. Todo apunta a que más consistorios se van a sumar a la iniciativa.

'El problema es que en las comarcas gerundenses, al estar tan cerca de Francia, tenemos muchos usuarios', afirma el alcalde de La Jonquera, Jordi Cabezas, 'y nos sentimos muy perjudicados. La impotencia es total'.

Desde hace unos años, Francia aplica la tolerancia cero con la prostitución callejera y esto ha hecho que muchos franceses crucen la frontera para pagar los servicios sexuales. Y donde hay demanda, hay oferta.

Alina, rumana, bajita y de formas redondas, vive en España todo el año, pero muchas de sus compatriotas, explica, sólo llegan a la provincia de Girona 'para hacer el verano'. De hecho, la afluencia ya se nota. Alina cuenta que, en el tramo de la carretera donde está, 'en invierno sólo había siete chicas, ahora hay unas 20'. Está indignada. Y los precios no paran de caer: hay demasiadas mujeres y pocos clientes. La crisis está haciendo estragos en el negocio del sexo.

'Antes me sacaba unos 100 euros al día, esta semana llevo 200 y ya estamos a jueves', cuenta esta venezolana de piel morena y labios gruesos. Dice llamarse Gloria. No es verdad, pero no importa. En la Nacional II nada es lo que parece. Gloria lleva una peluca larga y gruesa y cada pocos minutos se pasa una mano por el cogote. El calor es sofocante pero no quiere que nadie la reconozca. 'Con toda la mierda que me he tragado y para no ganar nada, no sé qué voy a hacer', explica, y le caen las lágrimas.

Gloria trabaja por su cuenta, sin mafia ni proxeneta. Esta es la situación de la mayor parte de las chicas de la Nacional II. Muchas empiezan trabajando en clubs, pero cuando ven que en la carretera se gana más dinero, cambian las copas por el asfalto.

Clara Rives y Dèlia Faixò, de Proyecto Carretera, una iniciativa social lanzada en 1998 por el Hospital de Calella, cuentan que los medios de comunicación 'dan una idea falsa' de la situación de estas mujeres: ni han llegado a España engañadas ni están en mafias, al menos, no la mayoría.

En este sentido, Alina explica que en su pueblo de Rumanía prefiere no decir cuál es todo el mundo sabe a qué se han dedicado las chicas cuando regresan de España 'llenas de joyas y dinero'.

'El caso de La Jonquera es la crónica de una muerte anunciada', afirma Vila, que explica que más ayuntamientos desean hacer una ordenanza parecida a la que ellos han aprobado, pero realmente sólo podrán hacerlo 'los que tengan Policía Municipal propia'.

Pero no todo el mundo entiende estas ordenanzas. 'Si reglamentan la prostitución, aquí se puede aquí no se puede, al final lo que hacen es dar cobertura al proxeneta', dice Sara Vicente, de la Plataforma de Organizaciones de Mujeres por la Abolición de la Prostitución.

De modo parecido piensa la abogada Lara Padilla: 'Lo que quiere la gente es invisibilizar el problema, que [las prostitutas] no molesten' y estén en los clubs. Para Padilla, al final todo es cuestión de números: 'Si tienen una política de tipo abolicionista tienen que hacer programas sociales y esto cuesta dinero, por eso han optado por las ordenanzas'.

Cuando Alina se entera de que los ayuntamientos quieren multarlas pone mala cara y se dirige a su compañera en rumano. La otra asiente. Es más joven que Alina y menos despierta. Pero ahora entiende perfectamente el problema. Alina recupera el español. Dice que las sanciones significan más chicas concentradas en una zona y, por lo tanto, menos dinero.

Cabezas no discrepa: 'Sabemos que esto no es la solución y lo que puede pasar es que carguemos [de meretrices] a los municipios vecinos, pero el falso progresismo de un partido determinado hace que demos la imagen de un país tercermundista'.

'Y encima está la crisis', sentencia Alina. Y se ríe. Con el movimiento parece que los pechos saltarán del pequeño corsé rosa chicle con el que va ataviada. Falsa alarma. Al final, todo queda en su sitio, y Alina vuelve a su silla de plástico. Los tacones, dice, la están matando.

Los datos
Según la Consejería de Interior de la Generalitat de Catalunya , en 2007 –los últimos datos que existen– la Policía catalana llevó a cabo 54 investigaciones por explotación sexual. De estas, 21 fueron en la provincia de Girona. Además en todo el territorio se practicaron 54 detenciones, 14 en la provincia gerundense.

Los delitos
Fuentes de Interior explican que, como el Código Penal no prohibe la prostitución, la Policía sólo puede acusar a los integrantes de las mafias de delitos como el de amenazas, contra los derechos de los trabajadores o detención ilegal

La nacionalidad
Entre el 95% y el 99% de las mujeres que están en la Nacional II, en la provincia de Girona, son extranjeras. Sobre todo, rumanas y latinoamericanas. 

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