Este artículo se publicó hace 14 años.
Nace una nueva Ortografía "para todos" y al servicio de la unidad del idioma
La nueva edición de la Ortografía, elaborada por las veintidós Academias de la Lengua Española durante ocho años, es "más científica, coherente y exhaustiva" que la de 1999, según sus autores, y nace con la vocación de ser una "Ortografía para todos" y de servir "a la unidad" del idioma.
Esta edición, presentada hoy en Madrid en la sede de la Real Academia Española (RAE) con la asistencia de académicos de varios países, no reforma las reglas de siempre, "muy consolidadas", pero sí contiene algunos cambios que en unas ocasiones se dejan en "recomendaciones", pero en otras cobran categoría de norma.
Así, a partir de ahora, quienes escriban "guion" y truhan" con tilde cometerán falta de ortografía, pero, si lo desean, podrán ponerle acento gráfico al adverbio "solo" y a los pronombres demostrativos.
También desaparece la tilde en la conjunción disyuntiva "o" entre números, es decir, se escribirá "20 o 30 niños".
Algunas de las innovaciones que contiene esta edición se hicieron públicas a principios de noviembre y causaron una gran polémica, entre ellas la decisión de unificar los nombres de las letras del alfabeto y querer llamar "ye" a la "i griega"; "be" a la "be larga", "be alta, "be grande", y "uve" a la "ve corta", "ve chica" o "chiquita", "ve pequeña".
Pero, en la redacción final de la Ortografía, esa propuesta ha quedado en una mera "recomendación", que "no implica interferencia en la libertad que tiene cada hablante o cada país de seguir aplicando a las letras los términos que venía usando, algunos de ellos (como la "i griega") con larga tradición de siglos".
La "ch" y la "ll" se consideran dígrafos y desaparecen oficialmente como letras del alfabeto, una categoría que tenían desde el siglo XIX. Aunque en realidad "su muerte" ya se anunció en la edición del Diccionario académico de 2001, donde no figuraban como tales letras por separado.
Polémica fue también la propuesta de suprimir de forma definitiva la tilde del adverbio "solo" y de los pronombres demostrativos. Los académicos siguen creyendo que no es necesario hacerlo, pero no lo dicen de manera tajante sino con un "a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas formas incluso en casos de doble interpretación", porque "las posibles ambigüedades son resueltas casi siempre por el propio contexto comunicativo".
Sin embargo, los que sí pierden definitivamente el acento gráfico son los monosílabos con diptongo ortográfico, del tipo de "guion", "truhan", "Sion", "Ruan", "hui" o "riais", aunque haya zonas, como sucede en España, donde se pronuncian con hiato y se perciban como bisílabos. La nueva Ortografía afirma sin rodeos que estas palabras "se escribirán siempre sin tilde".
Novedad es también que, a partir de ahora, haya que escribir "exnovio", "exministro", "exgeneral". Pero el prefijo "ex" irá separado si la base léxica que le sigue está formada por más de una palabra, como sucede en "ex capitán general".
Para "preservar la coherencia y simplicidad del sistema ortográfico", la nueva Ortografía "recomienda" eliminar la letra "q" cuando equivale al fonema "k", y, por tanto, lo conveniente será escribir "cuórum", "cuásar", "Irak" y "Catar".
La presentación a la prensa de esta gran obra de referencia, que mañana Espasa pondrá a la venta en España y la próxima semana en Hispanoamérica, con una tirada inicial de 85.000 ejemplares, fue orquestada por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, en uno de sus últimos actos públicos como máximo responsable, ya que esta noche se sabrá quién le sucede en el cargo.
Además de García de la Concha, intervinieron el director de la Academia Mexicana de la Lengua, José Moreno de Alba; el de la chilena, Alfredo Matus; el de la norteamericana, Gerardo Piña; el coordinador de la Ortografía, Salvador Gutiérrez, y la directora general de Espasa, Ana Rosa Semprún, entre otros.
García de la Concha recordó que la Ortografía de la RAE se declaró oficial en 1844 y luego la fueron adoptando los diferentes países hispanoamericanos. El último en hacerlo fue Chile, en 1927. "Eso supuso un triunfo decisivo para la unidad de la lengua española", porque donde más se manifiesta "esa unidad es en la ortografía".
Salvador Gutiérrez destacó que esta edición explica el porqué de todos los principios y reglas que se aplican, "es mucho más exhaustiva" que la de 1999 y "no es difícil de leer", porque "se han evitado los tecnicismos".
Alfredo Matus aseguró que "estamos en presencia de algo importante, que nos entraña como seres humanos", y José Moreno de Alba dijo que la nueva Ortografía trata de "resolver las dudas" que se le presentan a cualquier hispanohablante. "Deja menos lugar a la interpretación".
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