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Nana Mouskouri deja los escenarios porque necesita aprender a vivir sin ellos

EFE

La cantante griega Nana Mouskouri ha explicado hoy que deja los escenarios tras cincuenta años de profesión porque necesita "aprender a vivir sin ellos", aunque ha reconocido que precisa la música "como respirar".

Mouskouri tomó esta decisión en 2005 e inició su última gira como profesional de la canción el verano pasado, que la ha llevado por Inglaterra, Irlanda, Alemania, Bélgica, Francia y Suiza y con la que tiene una cita con el Palau de la Música de Barcelona el próxima 14 de marzo, en el marco del Festival del Mil·leni.

En rueda de prensa, la cantante griega se ha deshecho en elogios hacia Barcelona por ser la ciudad que marcó el inicio de su carrera internacional: "En 1960 participé en el Festival Mediterráneo que se celebraba aquí; nadie me conocía, pero fue una auténtica sorpresa porque lo gané".

La entrañable cantante ha desvelado que esa misma noche se le acercaron los compositores Quincy Jones y Michel Legrand, interesados en conocer más a esa griega que no se quitaba en ningún momento esas gafas de montura negra.

Pocos artistas pueden superar los éxitos logrados por Mouskouri tras publicar 300 álbumes y grabar más de 1.500 canciones en once idiomas distintos, entre ellos el francés, el español, el griego, el alemán, el italiano, el japonés, el inglés y el hebreo.

Precisamente, la artista ha explicado que a lo largo de su vida se ha dedicado a aprender de otras culturas para enriquecer su conocimientos y ampliar sus formas de expresar lo que la música significa para ella.

Con gran emoción, Mouskouri ha desvelado que la música le ha permitido saber que el amor existe, que la ternura es importante para comunicarse con otros seres y que es necesario tener sueños para vivir.

Pero la cantante ha reconocido que no está cansada de cantar, sólo que "ha llegado el momento de dejar que los jóvenes se dediquen a hacer lo que yo he hecho durante todos estos años" y aportar a la música tanto o más de lo que ella ha aportado.

"Durante 50 años el escenario ha sido mi familia, mi marido, mi amante y agradezco al público que me haya querido hasta hoy porque me han dado la fuerza necesaria para seguir en esto", ha explicado.

Sin embargo, lo que también la ha mantenido fresca en esto de la música es su permanente interés por conocer todos los géneros musicales, empezando por el clásico y pasando por "el country, la canción popular y tradicional y el gospel".

Todavía no ha decidido el repertorio que interpretará en el Palau de la Música, pero ha confesado que será "muy latino": "Siempre procuro cantar más en el idioma del país que visito, pero el español es junto al griego la lengua que me permite expresar más efusivamente lo que siento, es optimista aunque la letra sea triste".

Su último concierto tendrá lugar en julio en su Grecia natal y a partir de entonces se dedicará en cuerpo y alma a su fundación, destinada a ayudar a los jóvenes y desde la que quiere manifestar que el arte es esencial en las relaciones humanas y necesario en los intercambios entre seres.

Además, seguirá unida a Unicef y al trabajo que desarrolla en los campos de la educación, salud e igualdad entre niños y niñas junto a la organización internacional "porque la vida es un viaje que tiene como destino ayudar a los niños".

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