Este artículo se publicó hace 15 años.
"Los nazis nos decían que no saldríamos vivos del campo"
Andrzej Ochlewski, miembro de la resistencia polaca
La barbarie de la II Guerra Mundial no es para Andrzej Ochlewski (Varsovia, 1923) sólo unas imágenes conservadas en viejas fotografías en blanco y negro, sino una parte de su vida de la que guarda un recuerdo rico en detalles.
Miembro de la resistencia polaca, Ochlewski dirigía, a los 19 años, el grupo de inteligencia que informaba a los aliados de los vehículos y los movimientos de las tropas nazis que atravesaban Varsovia hacia el frente ruso. Un trabajo que le valió ser detenido por la Gestapo y enviado a la cárcel de Pawiak, antesala de tres campos de concentración nazis.
Para entrar en el Ejército, el entonces estudiante falsificó su fecha de nacimiento
¿Cuál fue la reacción de los polacos ante la invasión naziy posteriormente soviética?
La guerra con los alemanes se veía venir desde hacía unos meses. La mayoría tenía la ilusión, que pronto se desvaneció, de que ganaríamos fácilmente con la ayuda de los aliados. Pero el ataque soviético fue imprevisto y sumió al país en la desazón y la desmoralización.
¿Cómo era la vida en Varsovia tras la llegada de los nazis?
Ochlewski fue enviado a un taller de la marca Siemens en el campo de Gross-Rosen
La represión se fue haciendo cada vez más salvaje: redadas en las fábricas y oficinas, arrestos según listados, toque de queda general, deportaciones y ejecuciones públicas. Luego empezó el mercado negro de comida, carbón y combustible para las estufas.
¿Los polacos sabían lo que estaba sucediendo con los judíos?
Sí, se sabía lo que los alemanes hacían con los judíos. Y aunque es verdad que en Polonia quedaban restos de antisemitismo de antes de la guerra, en general, los polacos compadecían a los judíos y, en algunos casos, les ayudaban. No hay que olvidar que ayudar a los judíos representaba una casi segura condena a muerte.
Usted se alistó muy joven en el Ejército polaco.
Sí, tuve que falsificar la fecha de nacimiento de mi carnet de estudiante, pues sólo tenía 16 años. Mi batallón fue trasladado hasta el río Bug, en el este, donde fuimos hechos prisioneros por el Ejército Rojo. Pero, tras unos cuantos días, los rusos se retiraron hacia el otro lado del río y, en las pocas horas que transcurrieron entre la retirada de los soviéticos y la llegada de los alemanes, conseguimos vestirnos de civiles y desaparecer.
¿Cómo entró en la resistencia?
En octubre del 39 se creó una organización de resistencia llamada Servicio por la Victoria de Polonia, en la que ingresé. Después volví a Varsovia y hasta 1942 compaginé mi trabajo cargando carbón y ladrillos con la resistencia. La organización cambió de nombre muchas veces, hasta convertirse en el AK, el Ejército de la Nación, una de las muchas organizaciones clandestinas que luchaban contra los alemanes.
¿Cuáles eran sus tareas?
Trabajaba en el servicio de inteligencia controlando y registrando los vehículos de los nazis que entraban y salían de Varsovia, así como el transporte ferroviario. A pesar de mi edad, que ocultaba para que me tomaran en serio, tenía a mi cargo a unos 15 grupos de 5 personas, entre mecánicos de vehículos y de trenes y trabajadores del ferrocarril. También a unos 370 niños y adolescentes, que se apostaban en las vías de acceso y salida de la ciudad para vigilar a los nazis. Muchas de las columnas que iban o volvían del frente ruso pasaban por Varsovia y paraban para una revisión técnica; los chicos me avisaban de la cantidad y tipo de vehículos y de dónde procedían.
¿Qué hacían los mecánicos?
Los mecánicos polacos empleados en los talleres del Ejército alemán me informaban del tiempo de estancia en la ciudad; mis chicos me contaban también hacia dónde se dirigían las columnas de vehículos. Yo pasaba esos datos a mis superiores, que informaban por radio a los aliados.
¿Cuándo le detuvieron?
Fui arrestado por la Gestapo el 20 de agosto de 1942, a los 19 años. Me enviaron a la cárcel de Pawiak, en Varsovia, y estuve 6 meses en una celda de aislamiento, sufriendo interrogatorios, palizas, frío y hambre. De allí me enviaron al campo de concentración de Maidanek, cerca de Lublin. Luego, según avanzaban los rusos, me fueron trasladando a campos más hacia la retaguardia: Gross-Rosen, Flossenburg y, su subcampo, Leitmeritz.
¿Cómo era la vida en los campos para los presos polacos?
La mortalidad era del 40%. Hambre, frío, epidemias y palizas indiscriminadas eran el pan nuestro de cada día. El más leve delito se castigaba con el ahorcamiento público. Nos hacían trabajar siempre de sol a sol y casi desnudos, pese a las temperaturas de 15 a 20 grados bajo cero, al grito de "¡Marchando!" y "¡Más rápido!". Los nazis nos decían que no saldríamos vivos de allí.
¿Cómo logró sobrevivir?
Entre otras cosas porque, como había aprendido algo de alemán, me enviaron a unos talleres que la marca Siemens tenía en Gross-Rossen. A los polacos intentaban exterminarnos mediante las inhumanas condiciones de trabajo que teníamos que padecer. Había presos que se tiraban desde lo alto de la cantera de la que se sacaba la piedra para morir rápidamente.
¿Y los judíos?
Una vez vi cómo ejecutaban a un grupo de judíos de un tiro en la nuca. Les obligaban a tumbarse boca abajo en el suelo y les pegaban un tiro. Sobre ellos tumbaban a otros diez, y también los mataban. El terror era tal que uno de ellos le preguntó al oficial alemán que le iba a disparar "¿Estoy bien tumbado, herr Oberst?".
¿Cómo salió de allí y qué encontró a su regreso?
Leitmeritz fue abandonado por los nazis en mayo de 1945. Un día nos despertamos y, al ver que no había guardias, huimos. Cuando volví a Varsovia, el 85% de la ciudad estaba en ruinas y nuestra casa había sido destruida; así que nos fuimos a Wroclaw. En esta ciudad conocí a mi mujer y estudié Medicina.
Su mujer también fue un miembro destacado de la resistencia
Sí, Kaja, mi mujer, hacía de enlace. Durante el Levantamiento de Varsovia de 1944 fue herida por una granada y, hasta su muerte, el 23 de abril de 2009, vivió con restos de metralla por todo el cuerpo.
¿Cómo se vivió la instauración del socialismo?
La instauración del socialismo fue cosa de los políticos; para nosotros, 1945 significó el final de las redadas y de las ejecuciones en las calles.
¿Las heridas de la guerra se han cerrado en Polonia?
No. Simplemente no se habla de ellas, lo cual me parece bien porque ¿cuánto tiempo vamos a tener que hablar una y otra vez de lo mismo?
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