Este artículo se publicó hace 15 años.
No habrá un tercer referéndum si Irlanda rechaza el Tratado de la UE
El primer ministro irlandés, Brian Cowen, aseguró hoy que no se celebrará un tercer referéndum para ratificar el Tratado de Lisboa, si el electorado de este país lo rechaza de nuevo en la consulta popular de este viernes.
En su último día de campaña antes de la consulta (la víspera es jornada de reflexión), Cowen advirtió, además, de que un resultado negativo sumiría a la Unión Europea (UE) en la "incertidumbre" y podría dar lugar a la creación de una Europa de "dos velocidades", con Irlanda situada en el carril lento.
"No va a haber un 'Lisboa tercera parte', creo que eso está claro. Lo que afrontaríamos sería un periodo de extraordinaria incertidumbre en Europa, sobre qué dirección tomará", apuntó el Taoiseach (primer ministro).
Cowen instó al electorado a acudir en masa a las urnas para apoyar un texto cuya aplicación ayudará, según él, a Irlanda a salir de la profunda crisis económica que sufre, con un sistema bancario desacreditado, índices de desempleo cercanos al 13 por ciento y el sector de la construcción prácticamente paralizado.
"En menos de 48 horas, los irlandeses irán a votar para tomar una de las decisiones más importantes de nuestra historia política reciente. Tenemos una opción clara este viernes y lo que está en juego no puede ser más importante", insistió el Taoiseach.
En su opinión, las preocupaciones que llevaron al electorado a rechazar el Tratado en la consulta de 2008 han sido abordadas por la UE, que ha dado garantía legales, en forma de protocolos, para que Irlanda pueda mantener su comisario europeo, su independencia fiscal, su neutralidad y sus leyes respecto al aborto, la eutanasia o el divorcio.
"Aquellos -agregó- que han hecho durante esta campaña declaraciones interesadas, que son inútiles, ignoran el hecho de que las garantías legales forman parte de un acuerdo internacional que entrará en vigor el mismo día que lo haga el Tratado de Lisboa".
Cowen se refería a la heterogénea coalición de grupos izquierdistas, pacifistas, neoliberales y ultra-católicos que todavía ven el texto comunitario una amenaza para Irlanda -por las cuestiones antes señaladas- y para Europa, a la que acusan de ignorar el voto de este país de hace quince meses y de caminar hacia la creación de una superpotencia militar y económica.
Entre los detractores del Tratado también figura el Sinn Fein, el brazo político del ya inactivo IRA y único partido con representación parlamentaria en este bando, que enarbola en contra varios asuntos como la supuesta militarización de la UE o la erosión de los derechos de los trabajadores.
Su presidente, Gerry Adams, declaró hoy que la ratificación del texto tendrá consecuencias desastrosas para la isla, cuyo futuro, sostuvo, estará en manos de la elite política de Bruselas.
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