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No soy mandona, soy la jefa

Lorena Calderón
Periodista

Como si de una figura retórica se tratara la directora operativa de Facebook, Sheryl Sandberg, lanza la campaña feminista Ban Bossy (prohibir mandona) con el objetivo de animar a las niñas a ser líderes, o más bien, a que la determinación que convierte a los hombres en líderes no alimente el estereotipo de 'mandona' cuando éste se conjuga en femenino. Una batalla que por el tiempo que dura casi podría denominarse como procrastinación femenina, con el matiz de que esta postergación es fruto de la dificultad por cambiar la ley de la cultura. Si analizáramos el vocabulario de los medios de comunicación entenderíamos mejor lo que esconde el lenguaje, imprescindible para cambiar la historia de la igualdad, y que a día de hoy está muy lejos de considerarse aliado. Aún recuerdo el bochornoso titular del diario El País sobre la intervención de la presidenta de Andalucía en la conferencia política socialista, decía: 'Díaz atrae a todos los barones del PSOE', nada más que añadir.

La concepción del 'barón' en el panorama político visualiza el blindado techo de cristal que fomenta, entre los progresistas, la cuota fémina en un intento por contrarrestar los datos patriarcales. El mapa 2014 de las mujeres en política, —elaborado por la Unión Interparlamentaria y ONU Mujeres—, confirma la necesidad de campañas tipo Ban Bossy, y es que las mujeres sólo representan un 17,2 por ciento en los puestos ministeriales. A lo que habría que añadir que dichas carteras corresponden principalmente a Asuntos Sociales, Educación o Asuntos de la Mujer, en detrimento de Defensa, Relaciones Exteriores y Medio Ambiente. En relación a ello cabe manifestar el retroceso de mujeres como Jefas de Estado, que no llega al 18 por ciento, por no mencionar que en algunos países, -como el nuestro-, de producirse se articularía la palabra pionera.

Decía la nobel Rita Levi-Montalcini que no hay que temer momentos difíciles ya que de ellos vienen los mejores, habrá que esperar por tanto a que en nuestro país llegue el momento de decir, 'no soy mandona, soy la jefa'.

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