Este artículo se publicó hace 15 años.
"No quiero que mi hijo se arrime al campo"
Los españoles huyen del campo. Recorriendo Murcia, desde Jumilla a Lorca, en cada explotación que sigue en pie se repite la misma historia: muchos han abandonado ya pero lo peor está por venir y, si en otras crisis existía la posibilidad de refugiarse en la construcción, el estallido de la burbuja del ladrillo no lo permite esta vez. Plácido Pérez se plantea ya dónde pondrá el límite a las pérdidas. Las 400 hectáreas que su familia tiene históricamente alquiladas en Lorca al propietario (al que aún llaman "el señorito") les hicieron perder el año pasado 180.000 euros, 60.000 a cada socio.
Su plantación de brócoli, que produce cuatro millones de kilos al año, hoy "es ruinosa". Producir un kilo cuesta 0,36 euros y se lo están comprando a un precio de entre 0,18 y 0,20 euros el kilo.
La sandía no fue mejor en verano. Cuesta producir un kilo 18 céntimos y se lo compraron a 11. Al consumidor le costaba un euro. Tuvieron que tirar el 20% de la producción después de pagar la recogida para que no se pudriese en el bancal.
"Si la próxima campaña no sale bien, se van a oír cosas malas. Si en el verano el sector no repunta, despediré a los 20 trabajadores que me quedan. Y yo solo con mis manos no puedo hacer producción".
Algunos ganaderos sólo se mantienen vendiendo propiedades
"No nos hemos ido porque no tenemos donde ir", explica. "Yo no tengo estudios. Tengo una mujer y dos críos. Si a mí me dieran un sueldo de 1.500 ó 2.000 euros dejaba la agricultura", dice alguien que se empeñó en seguir la tradición familiar y ya plantaba fresas en macetas cuando era niño. Ahora lucha para que a su hijo de diez años "no le dé por meterse aquí. No quiero que se arrime al campo. Lo traigo por la noche a veces, cuando ya estamos regando, para que vea lo que se sufre. Pero no le gustan los estudios. Tiene inclinación a la tierra. Es como si me viera de pequeño. Pero antes se podía vivir ", apostilla.
Plácido aguanta porque otros años su explotación ha ganado dinero (entre 30.000 y 40.000 euros) y todavía los bancos le siguen dando financiación. Aún así sabe que tiene que poner un límite. "Si te vas de aquí con 200.000 euros de deuda a las espaldas, con un sueldo de mil euros no la pagas".
En Águilas, han desaparecido el 60% de los pequeños agricultores, cuenta Joaquín Roldán, productor de tomates. El municipio tiene 35.000 habitantes, de los que 540 son agricultores autónomos que dan empleo a otras dos personas de media.
Lorca tiene 85.000 habitantes, de los que 7.500 son agricultores autónomos.
Paco Herrero, criador de cabras de la Pedanía de Jumilla, ha visto cómo las 70 familias que vivían de la agricultura y la ganadería en esa zona se han reducido a cuatro. Él ha ido manteniéndose vendiendo propiedades, pero su familia también le ha dicho que es hora de pensar en la retirada.
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