Este artículo se publicó hace 14 años.
Casi novecientos millones personas viven sin agua potable y el triple sin saneamiento
Diez años después de los compromisos adoptados por la ONU para mejorar la vida de los más pobres del planeta, 884 millones de personas siguen viviendo sin acceso al agua potable y 2.600 millones no cuentan con los servicios mínimos de saneamiento.
Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF sostiene que, a pesar de esas cifras, los avances en el ámbito del agua son ciertamente alentadores, con un 87 por ciento de la población mundial que bebe y utiliza agua apta para el consumo.
En cambio, la situación es decepcionante en cuanto al alcance de servicios higiénicos básicos (capaces de evitar el contacto de los humanos con desechos fecales), con un 39 por ciento de habitantes del mundo que no tiene acceso a ellos.
La directora de Salud Pública y Medio Ambiente de la OMS, María Neyra, explicó a Efe que la diferencia en el progreso alcanzado en ambos ámbitos se debe, entre otros factores, a "razones culturales y a la falta de inversión, así como de colaboración entre los distintos sectores públicos involucrados".
"Tiene que haber un cambio cultural para que el saneamiento se vuelva una necesidad tan clara y tan obvia como lo es el acceso al agua potable", agregó.
Según el estudio, los avances han sido dispares por regiones: de los 884 millones de personas que no tienen acceso a fuentes de agua limpia, una tercera parte se encuentra en África subsahariana, donde el 40 por ciento de la población padece de esa situación.
Casi la mitad de las personas que desde principios de los noventa han ganado acceso al agua se encuentran en India y China.
En el terreno del saneamiento, sólo la mitad de la población de países en desarrollo cuenta con un baño, una letrina o un pozo séptico de uso doméstico, y en los últimos años los mayores progresos se han registrado en África del Norte y en regiones del este y sudeste asiático.
"Vale la pena llamar la atención sobre algo que es tan obvio que casi da vergüenza decirlo en el año 2010 y es que sin agua potable y saneamiento básico no hay ninguna base de salud pública que se pueda desarrollar. Si no acabamos con esa situación nunca vamos a arrancar a esas poblaciones de la pobreza", dijo Neyra.
Según los resultados del informe, el mundo alcanzará el Objetivo de Desarrollo del Milenio relativo a recortar a la mitad el número de personas sin acceso al agua potable para 2015, pero fracasará en un objetivo similar que se había trazado en cuanto a servicios de saneamiento.
La "buena noticia" es que la práctica de defecar al aire libre -considerada la más peligrosa desde el punto de vista higiénico- está en declive en el mundo entero en términos porcentuales, aunque haya aumentado en cifras absolutas.
Si en 1990 era una práctica del 25 por ciento de la población mundial, hoy esa tasa se sitúa en el 17 por ciento.
De otro lado, aunque la población mundial esté dividida casi en partes iguales entre rural y urbana, la gran mayoría de los que no tienen agua potable ni saneamiento están en el campo.
Las disparidades entre campo y ciudad son particularmente visibles en tres regiones: América Latina y el Caribe, el sur de Asia y Oceanía, precisa el informe.
Incluso las disparidades de género se hacen evidentes en cuestión de acceso al agua limpia y se ha determinado que, en las dos terceras partes de las familias que no cuentan con conexiones de agua en su vivienda, son las mujeres las que van a buscar ese recurso a fuentes exteriores.
En el 12 por ciento de casos son los niños los que tienen la principal responsabilidad de realizar esa tarea.
"Muchas de las muertes por diarreas que ocurren cada año, además de otras enfermedades ligadas a la falta de higiene, afectan más a las mujeres y niñas porque son ellas las que dedican horas a transportar el agua", explicó la directora de Salud Pública de la OMS.
Ello implica -agregó- que no van a la escuela e incluso que se exponen a violaciones y agresiones cuando deben ir a buscar el agua hasta zonas remotas.
Además, el informe revela que el agua no potable y las prácticas insalubres influyen en la muerte de 1,5 millones de niños menores de cinco años anualmente.
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