Nueve palestinos han resultado heridos por las fuerzas de seguridad israelíes en Al-Ram, en Cisjordania, en un nuevos disturbios iniciados tras el entierro del joven Talat Ramia, que murió ayer al ser tiroteado por un militar israelí, informó la agencia palestina "Maan".

Tras el sepelio, decenas de palestinos se congregaron en la entrada oriental de Al-Ram, situada entre Jerusalén y Ramala, y se desató un enfrentamiento con los soldados israelíes presentes.

Los militares sólo dispararon en esta ocasión balas recubiertas de caucho y gases lacrimógenos, sin recurrir a fuego real como el que acabó ayer con la vida de Ramia, indicó a Efe uno de los activistas participantes, Jaber Budes.

Los palestinos, por su parte, lanzaron piedras y cócteles molotov a los soldados y quemaron neumáticos, indicó a Efe un portavoz militar israelí.

Los disturbios se produjeron cerca de donde Ramia fue tiroteado ayer cuando lanzaba "fuegos artificiales a corta distancia contra un militar, que sintió que su vida estaba en peligro", según el Ejército israelí.

También ayer, en Jerusalén, más de veinte palestinos y once policías israelíes resultaron heridos en choques entre cientos de ellos en el interior de la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén.

Policías regulares y de fronteras entraron al recinto, tercer lugar más sagrado del Islam, después del rezo musulmán del mediodía, el más importante de la semana.

El primer ministro palestino, Salam Fayad, emitió hoy un comunicado inusualmente duro en el que acusa a la comunidad internacional de haber "contribuido" a la muerte de Ramia con su "silencio" y falta de presión sobre Israel.