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Obama personaliza el vertido y busca reafirmar su control

Reuters

Cuando se trata del vertido de petróleo del golfo de México, la responsabilidad ha sido asumida por el presidente Barack Obama.

"Por las mañanas despierto pensando en esto y me acuesto por las noches pensando en esto (...) mi trabajo es hacer que esto se arregle (...) asumo la responsabilidad (...) estoy completamente comprometido", insistió casi al final de su primera conferencia de prensa formal a gran escala en la Casa Blanca en casi un año.

Para que no existan confusiones: "El pueblo estadounidense debería saber que desde el momento en que este desastre comenzó, el Gobierno federal ha estado a cargo de las tareas de respuesta", declaró.

Dejar esto claro tiene un riesgo calculado. Ahora es el desastre de Obama, y cualquier fallo en detener la filtración podría ser suyo.

En los 37 días desde que la plataforma de exploración Deep Horizon de BP explotó, causando 11 muertos y enviando un flujo continuo de petróleo desde un pozo dañado ubicado 1,6 kilómetros bajo el suelo marino, Obama ha estado bajo presión para tomar el control.

Incluso su hija de 11 años, no ya el electorado estadounidense, espera que detenga un derrame de petróleo que ha frustrado a científicos e ingenieros.

"Cuando desperté esta mañana y me afeitaba, Malia golpeó la puerta de mi baño, asomó la cabeza y dijo, '¿Tapaste ya el agujero, papá?'", contó Obama.

Un sondeo de CBS News esta semana encontró que el 35 por ciento de los estadounidenses encuestados aprueban la gestión del desastre hecha por el Gobierno de Obama, el 45 por ciento lo desaprueba y el 20 por ciento estaba indeciso.

"ALERTA"

Obama necesitaba calmar a esas personas el jueves. Utilizó palabras como "tragedia", dijo estar enfadado y frustrado, y se refirió al vertido como una "alerta" para modernizar la política energética. Invocó a la ciencia, tortugas moribundas y "pájaros volando con petróleo en sus plumas".

Dijo que el Gobierno supervisa el esfuerzo por resolver el derrame, admitió que fue lento en impugnar las estimaciones de BP sobre la cantidad de petróleo que se filtraba, y atacó a la agencia gubernamental responsable de las perforaciones marítimas.

nuevamente - como el opuesto de su predecesor republicano, el ex presidente George W. Bush, cuya ampliamente criticada respuesta a la crisis ambiental y humana que significó el huracán Katrina ayudó a definir su Gobierno.

El máximo asesor político de Bush, Karl Rove, no le creyó.

"El señor Obama tardó 12 días para ir a la región. Los demócratas criticaron al presidente George W. Bush por esperar cuatro días después del Katrina para ir a Nueva Orleans", escribió en un artículo para The Wall Street Journal publicado.

"¿Dónde ha estado su plan? ¿Y por qué la Casa Blanca ha sido tan lenta con sus decisiones?", señaló.

A los estadounidenses les agrada que los políticos se responsabilicen por sus errores, y el mensaje de Obama puede retribuirle algunas simpatías.

Si fue lo suficientemente convincente podría no depender de él. El presidente dijo que el Gobierno no poseía una mejor tecnología que BP para arreglar el problema.

Eso significa que sin importar con cuánta frecuencia Obama exprese enojo o con qué rapidez responde a los problemas regulatorios relacionados, los estadounidenses se preocuparán hasta que BP pueda cerrar la filtración y el desastre se limpie.

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