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Obama piensa en Al Qaeda antes que en los talibanes

Washington dibuja una campaña para luchar contra los terroristas en Pakistán, mientras duda sobre Afganistán

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La Casa Blanca aún no tiene claro si enviar nuevas tropas a Afganistán, pero a lo que la administración Obama sí está decidida es a luchar contra los núcleos de Al Qaeda en Pakistán que, según varios oficiales, sí suponen una amenaza para la seguridad de EEUU, mientras que los talibanes no. Según el diario The New York Times, EEUU está pensando en centrar sus esfuerzos en acabar con las redes de la banda terrorista y empieza a tener una visión más realista sobre el conflicto afgano: por mucho que lo intenten, nunca van a poder acabar con todos los talibanes.

El pasado martes, en una visita al Centro Nacional de lucha contra el Terrorismo, el presidente dijo que su misión en Afganistán y Pakistán debía centrarse en 'desmantelar y derrotar a Al Qaeda y otros grupos extremistas en el mundo', dejando claro que ésa es la principal amenaza para el pueblo norteamericano.

Un asesor del Gobierno señaló a dicho periódico que 'claramente, Al Qaeda supone una amenaza para EEUU, no sólo aquí, sino en todo el mundo', por lo que aseguró que el objetivo es 'acabar con su liderazgo, sus infraestructura y su capacidad'.

La misma fuente, estableció una comparación con los talibanes que, según el diario, Washington ha empezado a calificar como un grupo tribal que aspira a reclamar una parte del territorio y gobernar el país sin tener especial intención en atacar EEUU. 'Cuando ambos grupos están unidos lo hacen para luchar en el frente contra las tropas de la OTAN', pero esa persona, que reclamó el anonimato, descarta que haya más de 100 combatientes de Al Qaeda colaborando con los talibanes.

Leslie Gelb, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores y antiguo consejero del vicepresidente Joe Biden, introduce una idea interesante sobre los talibanes. Para empezar, el concepto utilizado para designar a este grupo falla ya que para algunos oficiales estadounidenses, no se trata de una organización concreta, sino una amalgama de grupos que integra a los señores de la guerra y a otros personajes que se mueven más por discrepancias locales que por las señas que identifican a los movimientos yihadistas.

Gelb afirma que tanto 'la clase política como los servicios de inteligencia están teniendo un gran debate sobre esto ¿Los talibanes son un grupo que podemos dividir?, ¿los podemos separar de Al Qaeda? Para él, si los talibanes consiguen al final del conflicto cierto poder en determinadas zonas en el país, es muy difícil que quieran compartir ese poder con Al Qaeda.

Para Anthony H. Cordersman, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, 'la unión que había entre Al Qaeda y los talibanes hace ocho años cuando empezó la guerra en Afganistán ya no existe. Ahora hay muchos más elementos ideológicos entre los talibanes y quizá, en el este, sí que estén más relacionados con Al Qaeda'.

Pero a pesar de que EEUU esté pensando en empezar una batalla contra la banda terrorista en Pakistán, el mayor debate se sigue presentando sobre la estrategia a seguir en el país vecino, Afganistán. Obama lleva varios días discutiendo la necesidad de enviar un nuevo contingente de unos 40.000 soldados al país tras las peticiones del general de las fuerzas aliadas en el país, Stanley McChrystal. 

En los últimos días, el presidente ha mantenido una serie de reuniones con sus asesores para consensuar el siguiente paso a dar en aquel país. Hoy habrá una nueva ronda de conversaciones pero lo único que se ha sacado en claro hasta ahora es que EEUU no piensa reducir el número de tropas.

Según el informe que McChrystal presentó a finales de septiembre al Gobierno norteamericano, un aumento considerable de militares en el país significaría una reducción considerablde de las bajas occidentales. 'Estamos más preocupados por defendernos que por defender a la población civil', decía el general en dicho documento. Por eso pidió un aumento de las tropas de manera que la ISAF estuviera más resguardada de los ataques talibanes y pudiera luchar contra ellos en mejores condiciones.

El entorno del vicepresidente Biden cree que con el número actual de tropas y una nueva planificación, sería suficiente para derrotar a los talibanes. De ahí que Obama aún dude qué hacer. Frances Fragos Townsend, antiguo consejero del presidente Bush, cree que es una idea equivocada. 'Si no se envían las tropas solicitadas por McChrystal, podremos acabar con los talibanes de uno en uno, pero no seremos capaces de tener un control global'.

EEUU ya envió en febrero 17.000 nuevos soldados a Afganistán cuando Obama anunció su nueva estrategia para el país. El objtivo del presidente norteamericano era asegurar un escenario más estable para la celebración de las elecciones y sentar las bases para empezar a trabajar sobre la construcción de una verdadera democracia enn el país. Pocos meses después, las pruebas demuestran que esa aspiración ha fracasado.

Los talibanes siguen teniendo la capacidad para atacar a las fuerzas internacionales y a la población civil. Ayer, un soldado español murió y otros cinco resultaron heridos en Herat, una de las zonas 'a priori' seguras. Hoy, un atentado en Kabul en las inmediaciones de la embajada de India, ha acabado con la vida de 12 personas.

La tan ansiada democracia es, tras las elecciones, una realidad más lejana si cabe. El presidente Karzai seguirá gobernando el país y hay evidencias que demuestran que la ONU permitió el fraude del que se le acusa, paralizando el recuento de votos. 

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