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Obama prorroga otro año más el embargo contra Cuba

Pese a la medida, Washington sigue apostando por el diálogo con La Habana

ISABEL PIQUER

Era de esperar. El Gobierno estadounidense prorrogó ayer un año más el embargo comercial a Cuba, pese a la voluntad, expresada por el presidente Barack Obama, de entablar un nuevo diálogo con el régimen castrista, voluntad que sigue estando presente pero que, de momento, está en la delicada fase de una timidísima normalización.

Lo de ayer fue una formalidad rutinaria. 'La prolongación por un año de estas medidas referentes a Cuba conviene a los intereses nacionales de EEUU', indicó Obama en un comentario sobre la Ley de Comercio con el Enemigo, dirigido a los secretarios de Estado, Hillary Clinton, y del Tesoro, Timothy Geithner.

Obama: 'La prolongación conviene a los intereses de EEUU'

Es sin embargo la primera renovación durante el mandato de Obama, que en sus primeros meses en el poder eliminó las restricciones de viaje y el envío de remesas de cubanos estadounidenses a sus familiares en la isla.

La medida no conlleva peso político y no parece marcar un cambio en la actitud de Washington. La ley prohíbe a las empresas de EEUU comerciar con países hostiles y data originalmente de 1917, poco antes de la entrada de EEUU en la Primera Guerra Mundial. Se lleva aplicando a Cuba desde 1963 y se ha reforzado y ampliado mediante otras leyes, como la Helms-Burton de 1996.

El embargo se ha convertido además en una palabra de gran carga simbólica. En Miami, incluso los exiliados más progresistas, a favor de abrir las relaciones con la isla, no llegan a pedir la suspensión de unas medidas que han aislado al régimen castrista durante casi cinco décadas.

La norma data de 1917 y se aplica al país caribeño desde 1963

Pero la voluntad de diálogo de Washington existe, aunque los canales sean muy discretos. Hace unas semanas, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, que no pudo ocupar un puesto en el Gobierno de Obama por problemas legales que se han resuelto recientemente, viajó a Cuba, donde abogó por la normalización de las relaciones entre los dos países vecinos.

Richardson se entrevistó con el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, y aunque negó viajar 'en nombre del Gobierno estadounidense' sí aseguró que presentaría las conclusiones de su visita a la Casa Blanca.

El gobernador opinó que 'dentro de un año Cuba y Estados Unidos estarán negociando seriamente el levantamiento del embargo', pero agregó que antes 'los cubanos deben responder' a los gestos de apertura de diálogo de Washington. 'Es posible eliminar algunas prohibiciones de viajes', añadió, 'y permitir más visitas de académicos estadounidenses a Cuba'. Poco a poco.

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