Este artículo se publicó hace 16 años.
Obama se reúne con McCain para definir fórmulas en la construcción del nuevo Gobierno
El presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, y su ex rival republicano John McCain expresaron su voluntad de cooperar en asuntos de seguridad, energía y en la solución de la crisis financiera en el país.
Obama y McCain se reunieron hoy en la sede de la Oficina de Transición de Obama en Chicago, el primer encuentro entre ambos desde el triunfo del demócrata en las elecciones presidenciales del pasado 4 de noviembre.
"Tuvimos una conversación productiva sobre la necesidad de lanzar una nueva era de reforma para luchar contra el despilfarro y el amargo partidismo en Washington con el fin de restaurar la confianza en el Gobierno", dijeron Obama y McCain en un comunicado conjunto al final de su encuentro.
Ambos insistieron en la necesidad de que ambos bandos del espectro político aúnen esfuerzos para "solucionar los desafíos comunes y urgentes de nuestro tiempo".
"Esperamos trabajar juntos en los días y meses venideros en desafíos críticos como la solución de la crisis financiera, la creación de una economía basada en nuevas formas de energía y la protección de la seguridad de nuestro país", dijeron.
Los dos lucieron sus mejores sonrisas durante la breve sesión fotográfica al inicio de la reunión.
La imagen contrasta con algunos de los momentos más memorables de la pelea por la Casa Blanca entre Obama y McCain, como el primero de los tres debates entre ambos, en el que el republicano no miró a su contrincante ni una sola vez a los ojos o, peor aún, el tercero, cuando se refirió a Obama con un despectivo "ese".
Pero los otrora rivales demostraron hoy que están dispuestos a enterrar el hacha de guerra.
El encuentro parece demostrar, además, la disposición del próximo presidente a trabajar con amigos y enemigos.
Puede que Obama, un ávido lector, haya decidido aplicar la máxima de Mario Puzo, autor del "Padrino", quien creía que es necesario "mantener a los amigos cerca y a los enemigos aún más cerca".
Ayer mismo, sin ir más lejos, reconoció, durante una entrevista con el canal de televisión CBS, que últimamente ha pasado tiempo leyendo al presidente Abraham Lincoln (1861-1865), famoso por haber incluido a muchos de sus enemigos políticos en el Gobierno.
"¿Es algo que usted considere (incluir a rivales en su Gobierno)?", le preguntó el entrevistador.
A lo que Obama respondió con un misterioso: "Creo que era un hombre muy sabio".
Pese a esa evasiva respuesta, Obama sí adelantó que incluirá a algún republicano en su Gobierno y se comprometió a trabajar para poner fin a las luchas partidistas que han empantanado muchos proyectos en Washington.
McCain es una importante pieza para materializar esa estrategia, al tener un largo historial de cooperación bipartidista en temas que Obama quiere impulsar durante su presidencia como el cambio climático o la reforma migratoria.
Con ambas cámaras del Congreso dominadas por los demócratas, Obama no necesitará cortejar a los republicanos para la aprobación de asuntos menores.
Distinta será la cosa cuando busque la luz verde del legislativo para la reforma del sistema sanitario o la lucha contra el calentamiento del planeta.
A falta de que todavía se aclaren algunas contiendas, los demócratas tienen al menos 55 de los 100 asientos en el Senado, pero no han logrado alcanzar el número mágico de 60.
Ese número impide el filibusterismo, subterfugio parlamentario para prolongar debates e impedir votaciones al que recurre el partido en minoría.
Eso explica el que Obama tienda la mano a senadores como McCain y el independiente Joe Lieberman, ambos defensores de leyes que limiten las emisiones de gases invernadero.
McCain también colaboró con varios senadores demócratas en el desarrollo de un proyecto de ley para mejorar la eficiencia automovilística, otra idea que respalda Obama.
El senador republicano perdió la reputación de político independiente capaz de trabajar con los demócratas que le precedía, tras su giro a la derecha durante la campaña electoral, pero perdida la guerra por la Casa Blanca podría volver a sus orígenes.
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