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Obama saca los colores a la política económica europea

El nuevo plan de gasto público de EEUU pone en evidencia la influencia de los mercados en las medidas de ajuste de la UE

ANA TUDELA

Estímulo, papel o tijera. Barack Obama va a coger otros 50.000 millones de dólares de las arcas públicas y los va a poner a construir infraestructuras para luchar contra una tasa de paro que alcanza ya al 9,5% de la población activa del país. La cantidad se suma a los 789.000 millones de dólares que ha utilizado desde febrero del pasado ejercicio. Hubo un tiempo en que Europa estuvo totalmente de acuerdo en hacer lo mismo. Ese tiempo pasó.

Ahora la tijera es la reina de los presupuestos del Viejo Continente, y no porque los males aquí sean distintos. 16 millones de parados europeos miran a sus gobiernos preguntándose por qué, si las empresas no crean empleo, no se sigue la fórmula americana y se pone dinero público a estimular el crecimiento de la economía. ¿Está equivocado Obama? Economistas de diversa procedencia ideológica, sobre todo en Europa, e incluso técnicos de la OCDE creen que no, que en casos como el de EEUU se acierta al intentar sostener con gasto público una demanda que el consumo y la inversión privados aún no alimentan.

Pero esos mismos expertos también creen que los gobiernos de Europa, y en especial de países como España, no pueden seguir sus pasos porque en la Moncloa, en el Elíseo o en el Palacio Chigi las decisiones sobre las finanzas públicas ya no las toman libremente los gobiernos electos, sino que están influidas los mercados de capitales. Tras la crisis griega, los mercados han impuesto el ritmo y la naturaleza de las reformas, y cualquier intento de salir del redil puede disparar el coste de la deuda, hipotecando con ello el futuro de la recuperación económica.

Pero si se miran los resultados de ambas políticas, las cosas no son ni blancas ni negras. Algunos especialistas destacan, sobre todo en Estados Unidos, que si Obama ha apostado de nuevo por la política de expansión del gasto público es porque no ha funcionado el anterior paquete de estímulo (el paro se mantiene en un elevadísimo, para los estándares norteamericanos, 9,6%) y porque 'no sabe qué otra cosa hacer'. En Europa, los políticos también defienden la eficacia de los planes de ajuste. La vicepresidenta económica, Elena Salgado, dijo recientemente que desde que se anunció la política de austeridad las perspectivas de crecimiento económico en Europa han mejorado.

EEUU puede gastar más porque el dólar es la primera divisa mundial

En todo caso, la pregunta es si en Europa existe alternativa a ese gobierno de los mercados que está determinando la política económica de ajuste. Un grupo de economistas de izquierda consultados por Público considera que sí hay otras opciones. Que Europa y España podrían recuperar margen de financiación. Para Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga, el error está en seguir permitiendo que todo dependa de la banca. 'La banca internacional ha destrozado la economía y para afrontar ese desastre los gobiernos han tenido que endeudarse. El problema es que lo han hecho a través de los propios bancos privados, vendiéndoles a ellos los títulos de deuda pública y dándoles una elevada ganancia', dados los altos intereses que se exigen actualmente a la deuda.

En Europa, 'el Banco Central Europeo (BCE)', que actualmente financia sin límite a la banca privada a precios en su mínimo histórico, 'debía haber dado financiación directa a los gobiernos para que estos se financiaran a sí mismos, a las empresas y a los consumidores'. La banca, en lugar de cumplir su papel financiador de la economía real, ha jugado en contra de ella especulando, opina Torres. 'Deberían haberse prohibido las posiciones especulativas contra la deuda. Se ha alterado el precio de las cosas y es sorprendente que ninguna autoridad judicial haya intervenido. Hay que lograr que la banca se dedique a financiar a la economía y no a jugar al casino'.

La izquierda cree que hay que evitar que la banca siga especulando

A pesar de tener una visión totalmente diferente de los males que aquejan a Europa y en especial a España, cuyas reformas considera ineludibles, Ángel Laborda, director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), no está tan lejos de las teorías de Torres. Laborda explica que EEUU puede seguir con sus planes de estímulo 'no sólo porque no tiene el problema de la restricción crediticia de Europa por generar más confianza, sino que la Reserva Federal (la Fed, o banco central estadounidense) está financiando el gasto público comprando deuda en grandes cantidades'. En Europa, por el contrario, 'el BCE compra algo de deuda pública pero muy tímidamente y, si hubiera necesidad de comprar con fuerza, no lo haría. El consejo actual del BCE, con Alemania a la cabeza, no lo permitiría'.

Miren Etxezarreta, catedrática emérita de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, está 'totalmente a favor de que se mantenga el gasto público' pero 'en España, no se puede hacer sin una reforma fiscal dirigida a los que más tienen para atajar el déficit y que los mercados nos presten dinero'.

EEUU terminará este año con un déficit del 10% y financiarse le sale tan barato como a la saneada Alemania. ¿Es que la confianza sólo habla inglés? 'EEUU es el mayor mercado de bonos de deuda pública del mundo. ¿Dónde puede colocarse la cantidad de dinero que se mueve allí? Si Europa fuese hacia un mercado de bonos único, dentro de cinco o diez años podría ser una alternativa', señala José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney. En el resto de países resulta fácil sustituir 'una deuda por otra', añade, hay '200 para elegir'.

Para Gregorio Izquierdo, director del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), 'a EEUU los mercados le siguen admitiendo un alto déficit porque su moneda sigue siendo reserva internacional, es decir, su deuda no puede caer en suspensión de pagos porque la financiaría la Fed emitiendo dólares nuevos'.

Al final del debate, queda siempre en el aire la gran pregunta de si es realmente tan imprescindible atajar ya el déficit, con la economía en pleno proceso de rehabilitación. Para Miren Etxezarreta, 'con programas de austeridad se consigue que los tipos estén bajos, pero nada más, es el capital el que va a salir ganando. ¿Qué va a hacer la reforma laboral española por la deuda? Nada. A los empresarios les irá mejor pero a los parados no'.

Salgado defiende que la política de ajuste ha mejorado las perspectivas

Para Ángel Laborda, sin embargo, ese debate está equivocado. 'Si los mercados no te financian, da igual que opines que algo es bueno o es malo. El tipo de interés que paga la deuda pública es la referencia para el interés de la privada y, si está muy alto, se ahoga la capacidad de inversión privada. Con esa restricción real, que se inició la primavera pasada debido a la crisis griega, a países como España se les terminó el margen en la política fiscal'.

Además, para Laborda, las reformas son imprescindibles. 'Si la de España fuese una crisis de falta de demanda, el sector público podría apoyar a la economía. Pero es un problema de falta de competitividad'. La prueba para Laborda está en que 'en cuanto ha repuntado algo el consumo privado y la inversión, se han disparado las importaciones'. Cuando España compra, explica, lo hace fuera.

Izquierdo considera que incrementar el déficit es negativo incluso para EEUU, porque es comprar consumo presente con el del futuro, 'cambiar crecimiento de hoy por el de mañana y eso a los mercados siempre les hace prever una subida futura de tipos de interés'.

Jesús Fernández-Villaverde, profesor de la Universidad de Pensilvania y miembro de Fedea, lee el plan de Obama en clave electoral e incluso duda de que salga adelante. 'A los demócratas no les va bien en las encuestas', de cara a las elecciones legislativas. 'Se espera que pierdan siete senadores y así, yo no creo que Obama tenga los votos para sacar adelante el nuevo plan de estímulo'. A España, dice, no le queda otra que seguir a los mercados, 'a los que ahora ya no les preocupa el ajuste fiscal, no temen por lo que pasará en los próximos años', gracias a las medidas tomadas. 'Ahora lo que temen es qué ocurrirá en 2030 o 2040'. De lo que habla Fernández-Villaverde es de la siguiente recomendación enviada desde el Gobierno del capital: la reforma de las pensiones.

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