Este artículo se publicó hace 15 años.
Obama tendrá difícil vender su plan para Afganistán en EEUU
Los jefes del equipo de seguridad nacional del presidente estadounidense, Barack Obama, comparecerán el miércoles ante el Congreso para intentar "vender" su decisión de aumentar las tropas destinadas a la guerra de Afganistán, que según el general al mando le da los recursos que necesita.
El incremento de los muertos en combate y los costes militares han minado el apoyo público a una guerra que dura ya ocho años, y el próximo envío de 30.000 soldados más fue recibido con críticas por los líderes liberales de su Partido Demócrata de cara a 2010, año de elecciones legislativas.
Pocas horas después del anuncio del presidente, el general al mando de las tropas occidentales en Afganistán, el estadounidense Stanley McChrystal, prometió un cambio radical en la estrategia, una formación acelerada de las tropas afganas y un énfasis renovado en lograr el apoyo público para el Gobierno de Afganistán.
Posteriormente, agregó que el plan de Obama "me ha dado una clara misión militar y los recursos para cumplir esa tarea".
En su discurso televisado del martes, el presidente dijo que el objetivo de aumentar la cifra de soldados a casi 100.000 es reforzar la lucha contra los talibanes, asegurar centros clave y entrenar a las fuerzas afganas para que puedan asumir el mando, preparando el camino para una salida de las tropas estadounidenses en 18 meses.
Se espera que también las naciones aliadas envíen más soldados, ya que Obama dijo que está en juego "la seguridad común del mundo".
El compromiso de Obama de comenzar a retirar las tropas estadounidenses en julio de 2011, siempre que las condiciones sobre el terreno lo permitan, podría ayudarle a contener la rebelión entre los demócratas, pero fue rápidamente criticada por los republicanos.
"Esto sólo envalentona a Al Qaeda y los talibanes, al tiempo que desanima a nuestros socios afganos, y hace menos probable que quieran arriesgar sus vidas para ponerse de nuestra parte en esta lucha", dijo a Reuters el senador John McCain, rival de Obama en las elecciones del año pasado.
El miércoles y el jueves habrá reuniones de comités para revisar la nueva estrategia, que se calcula que costará 30.000 millones de dólares este año fiscal. Obama tiene la autoridad de enviar a los soldados, pero el Congreso debe aprobar el coste.
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, el de Defensa, Robert Gates, y el jefe del Estado Mayor, el almirante Mike Mullen, comparecerán ante el Congreso.
"Todos los estadounidenses quieren ver a nuestras tropas dejando Afganistán lo antes posible tras completar con éxito su misión", dijo el representante Howard McKeon, el republicano de más alto rango de la comisión de servicios armados de la Cámara Baja.
"Pero queremos que la reorganización se base en los acontecimientos y condiciones sobre el escenario de guerra (..) y no en el reloj político de Washington", agregó.
El general McChrystal, comandante de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán y que había recomendado el envío de 40.000 efectivos adicionales, comparecerá la próxima semana.
EL COSTE LO APRUEBA EL CONGRESO
El refuerzo comenzaría en enero y los 30.000 soldados estarían desplegados para finales de agosto, un calendario mucho más reducido que el que habían previsto las autoridades del Pentágono.
Tanto entre republicanos como entre demócratas los crecientes costes de la guerra se han convertido en el centro de la polémica por el malestar sobre la deuda nacional de Estados Unidos, de casi 12 billones de dólares, y las demandas de ayuda al Gobierno para la vacilante economía y una propuesta de reforma sanitaria.
"El coste de esto es astronómico", dijo el congresista republicano Walter Jones.
El congresista Dave Obey, que preside la comisión de la Cámara a cargo de aprobar el gasto del Gobierno, dijo que un compromiso bélico de largo plazo en Afganistán podría costar entre 500.000 y 900.000 millones de dólares durante la próxima década, lo que "consumiría nuestra capacidad para pagar las acciones necesarias para reconstruir nuestra propia economía".
El demócrata Obey ha propuesta una tasa para pagar los costes del conflicto, pero un incremento fiscal está considerado improbable, especialmente con las elecciones legislativas del próximo año.
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