Sin objetivos definidos a cuatro meses vista

La Presidencia de la Unión Europea, que el Gobierno español asumirá durante el primer semestre del año próximo, figura en la pizarra de José Luis Rodríguez Zapatero como una plataforma de proyección internacional y también de recuperación interna para afrontar la segunda mitad de la legislatura.

Obama viajará a España en mayo, para una cumbre UE-EEUU

Pero, a cuatro meses para su comienzo, el Gobierno sigue sin definir claramente los grandes objetivos que deben marcar el éxito de esa tarea. Así se constató en la última reunión de la comisión preparatoria celebrada en julio, con participación del presidente, que ordenó acelerar los preparativos.

El brillo de la Presidencia está asegurado con la celebración de varias cumbres internacionales que convertirán a España en el centro político mundial. Entre estas cumbres destaca la que, en mayo, se producirá en Madrid con EEUU, lo que propiciará la primera visita a España de Barack Obama.

Pero si, como se espera, Irlanda da definitivamente vía libre al Tratado de Lisboa en el referéndum convocado para el 2 de octubre, el papel de Zapatero se verá difuminado por la nueva figura del presidente de la Unión, un puesto de nueva creación para el que parte como gran favorito el ex primer ministro británico Tony Blair. Como alternativa, algunos mandatarios europeos, como el francés Nicolas Sarkozy, han dejado caer en algunos ámbitos que verían con mejores ojos que ese cargo recayera en Felipe González, que ahora dirige un comité de sabios encargado de diseñar el futuro de la Unión. El ex presidente español siempre ha desechado la posibilidad de ocupar un cargo institucional en la UE.

Si Irlanda aprueba el Tratado de Lisboa, el papel de Zapatero perderá relieve

A la presidencia española corresponde, entre otras tareas, rediseñar la Agenda de Lisboa, que en 2000 estableció la estrategia de crecimiento económico.