Este artículo se publicó hace 13 años.
La obra social de la CAM corre el riesgo de desaparecer tras su venta
La caja tiene previsto dedicar este año 39 millones de euros a actividades en favor de la sociedad. Si el comprador es un banco puede reducirlas al mínimo. Están en juego bibliotecas y centros de estudios y de atención a
Las cajas de ahorros sólo se diferenciaban de los bancos en la práctica en una cosa: la obra social. Esas actividades de ayuda al ciudadano a las que el Estado no llega. Y ahora está cada vez más en el aire esa función. Con la conversión de las cajas en bancos se ha conseguido salvar, de momento, porque estas entidades seguirán realizando sus actuaciones con los beneficios que les den sus nuevos bancos. Pero hay algunas a las que les va a ser muy difícil o casi imposible mantener su utilidad para la sociedad. Por ejemplo, la CAM.
Con su intervención y posterior venta a un competidor es prácticamente imposible que la mantenga a medio plazo. Si un banco la adquiere, insisten varios representantes de cajas, la obra social de la CAM, una de las mejores de Españacoinciden los entendidos, pasará a último plano y dejará de existir en dos o tres años.
El FROB puede dejar en nada su obra social en los próximos meses
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) se va a hacer ahora con prácticamente la totalidad del capital de la CAM, que será el que luego venda al mejor postor (al que haga la mejor oferta de compra). De esa forma, el porcentaje de capital del nuevo Banco CAM que quedará en manos de la caja será residual, cuando no inexistente, con lo que ya no tendrá vía de financiación para atender a sus compromisos sociales.
La única manera de salvar este presupuesto filantrópico sería que el ganador de la subasta fuera otra caja de ahorros (La Caixa y Unicaja estarían interesadas, y quizá Ibercaja, que la última semana negoció una fusión con la CAM).
Otra manera de salvarla, aunque sólo por un año o dos, sería que el banco comprador decidiera mantener estas acciones como fórmula para mantener la fidelidad de los clientes, especialmente en la zona de Levante, donde la CAM tiene la red comercial más fuerte y la más valiosa. Pero siempre quedará en función de lo que decidan losnuevos gestores de la entidad.
El último año, hubo 4,45 millones de beneficiarios de las actuaciones de la caja
De momento, el FROB, como propietario de las acciones de la CAM (todavía hay que ver en qué porcentaje tras haber inyectado 2.800 millones para elevar su solvencia) puede decidir dejar las iniciativas sociales de la CAM al mínimo si considera que ese dinero es necesario para fortalecer el capital del grupo. Así consta en el real decreto de capitalización de las entidades financieras y no será el Banco de España el que insista en mantener la obra social. El supervisor ya ha dejado claro en varias ocasiones que lo primero es la fortaleza de las entidades, ya que sólo así podrán sobrevivir para hacer obra social en el futuro.
Tanto ese convencimiento del supervisor como el rechazo que puede generar al nuevo dueño dedicar una parte de sus beneficios a obras sociales y no a retribuir a sus accionistas pone en serio riesgo la supervivencia de estas actuaciones, con lo que quedan en el aire cientos de programas para personas en situación de vulnerabilidad (discapacitados, mujeres víctimas de la violencia de género, inmigrantes, dependientes e individuos en riesgo de exclusión social), de medioambiente, culturales y de I+D+i.
La CAM dedicó el año pasado un presupuesto total de 43,5 millones de euros para obra social, de los que 26 millones se tradujeron en actuaciones de las que se beneficiaron 4,45 millones de personas (el resto fueron gastos de personal, gastos generales o amortizaciones). Para este año, su situación delicada ya ha pasado factura a estas actividades y el presupuesto se ha reducido a 38,74 millones, una cifra todavía muy cuantiosa que los ciudadanos echarán de menos si se les arrebata; y más ahora que la debilidad económica y las imposiciones desde Bruselas están haciendo que se recorten algunas partidas públicas de atención a los ciudadanos.
Sin la obra social de la CAM, los contribuyentes, a los que les va a costar miles de millones de euros la salvación de la entidad, se quedarían sin 18 centros de día para mayores, seis centros sociales, cuatro bibliotecas, tres museos, 12 salas de exposiciones, un auditorio, 12 Aulas (centros para conferencias y actuaciones), cuatro centros para el descubrimiento y el cuidado del medioambiente, dos centros para jóvenes, un colegio, dos talleres de nuevas tecnologías y un centro de legados, además de cientos de becas y subvenciones. La última actuación aprobada fue la rehabilitación de un santuario destruido en el terremoto de Lorca.
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