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Las obras a pie de calle espantan al consumidor, según la CEOE

Reuters

Por Paul Day

El pequeño y mediano comercio español se quejó el lunes de que el fuerte programa de gastos mediante el cual el Gobierno pretende hacer frente a la crisis podría estar fracasando y llevando a algunas tiendas a echar el cierre porque los compradores prefieren evitar las zanjas y el ruido de las obras.

La crisis económica española provocó la aprobación de un plan de estímulo de 8.000 millones de euros dirigido a reanimar el paralizado sector de la construcción con la puesta en marcha de unos 30.000 proyectos de infraestructuras locales como la ampliación de carriles bici, el asfaltado de calles o los aparcamientos subterráneos.

Según el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, el conocido como Plan-E ha creado unos 400.000 empleos.

Sin embargo, la Confederación Española de Comercio (CEC) considera que el plan destruye empleo en las tiendas mientras obreros recolocados fracturan calles y aceras, convirtiendo las arterias de la ciudad en obras traicioneras que ahuyentan a los compradores.

"El plan del gobierno ha sido la gota que ha colmado el vaso para algunos, que ya tenían problemas por la caída del consumo", dijo el secretario general de la CEC, Miguel Ángel Fraile.

Fraile añadió que seguramente las nuevas aceras y las zonas peatonales serán estupendas cuando concluyan las obras, pero vaticinó que muchos propietarios de tiendas no sobrevivirán para verlo.

Cerca de dos tercios de los 150.000 establecimientos comerciales españoles se han visto afectados por el plan, según Fraile, que apunta que su patronal ha pedido a las empresas que acaben las obras a tiempo para minimizar los inconvenientes, así como ayuda al Gobierno porque no se pueden recaudar impuestos de una tienda cuando esta no vende nada.

DEMANDA EN DESCENSO

La caída del consumo durante la crisis económica ha causado el cierre de unas 10.000 tiendas y el despido de unos 60.000 empleados del sector minorista, según la CEC.

El sector de distribución español se contrajo casi un 5 por ciento en julio, según datos oficiales, mientras se espera que el gasto de las familias siga cayendo hasta la primera mitad de 20111, según un informe publicado las semana pasada por el banco suizo UBS.

El coste de la crisis económica en España, tanto en términos de menor recaudación fiscal como en los gastos de estímulo de 25.000 millones de euros en los primeros siete meses del año, han inflado el déficit presupuestario, que se dirige hacia el 10 por ciento del Producto Interior Bruto en 2009.

El Gobierno, que previsiblemente anunciará la semana que viene los presupuestos de 2010, podría proponer severos recortes en el gasto e incrementos fiscales, entre los que podría figurar según se ha publicado en prensa una subida de dos puntos en el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), actualmente uno de los más bajos de Europa en el 16 por ciento.

La CEC advirtió que cualquier subida en el IVA dañaría todavía más el apagado ánimo de consumo de los españoles.

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