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Dos obreros mueren a causa del derrumbe de una cueva en Murcia

La inestabilidad del terreno sepultó a los trabajadores bajo toneladas de roca y piedra

BELÉN TOLEDO

Dos trabajadores, un ciudadano rumano y otro francés de origen magrebí, murieron ayer tras quedar sepultados mientras trabajaban en una cueva adosada a una vivienda de Águilas (Murcia). Los dos operarios estaban en la oquedad cuando el techo se derrumbó y les cayeron encima toneladas de roca y tierra.

Durante todo el día, decenas de agentes de Protección Civil, bomberos y albañiles del Ayuntamiento se afanaron en llegar hasta las dos víctimas. Un trabajo “extremadamente peligroso por el riesgo de derrumbe de parte de la montaña”, según declaró Luis Gestoso, director de Protección Civil de Murcia. Hay “rocas de toneladas y los equipos de emergencia están expuestos a un gran peligro”, añadió.

La oquedad derrumbada es, según el alcalde de Águilas, Juan Ramírez, un antiguo refugio de la Guerra Civil que los dueños de la vivienda pretendían acondicionar. Los escombros hacían imposible el acceso a través del interior de la casa. Los bomberos tuvieron entonces que utilizar un antiguo túnel desde el que excavaron una galería para llegar a los dos fallecidos.

Rastros claros

“Las esperanzas de encontrarlos vivos son escasas”, reconocía Gestoso, “pero no imposible porque varios perros de búsqueda de supervivientes han olfateado con claridad sus rastros”, afirmó antes de conocer el desenlace. Los bomberos consiguieron avanzar unos metros y estaban cerca de donde los perros olfatearon a la primera víctima.

Se esperaba además la llegada de un equipo asturiano de rescate en minas para emprender la búsqueda del segundo sepultado. Portavoces de Protección Civil confirmaron sobre las diez y media de la noche que los dos obreros estaban muertos.

Frente a la vivienda se vivieron momentos de gran tensión. Psicólogos de la Cruz Roja y del Ayuntamiento atendían a los familiares y amigos de las víctimas, pero no pudieron evitar que sufrieran varios ataques de ansiedad. Tras el suceso, el dueño de la casa fue llevado a un centro médico, presa de un ataque de nervios.

Ni las autoridades ni los vecinos que presenciaron el derrumbe conocían sus causas. El alcalde no sabía si las obras tenían permiso municipal: “Ni siquiera sé si lo que estaban haciendo era una reforma”, dijo Ramírez. Gestoso, por su parte, aventuró que se podría deber “a la sequía de Murcia; algunos técnicos explican que la falta de agua puede provocar que cualquier cosa que se toque se deshaga como un azucarillo”.

Los vecinos aseguraban que la zona es “inestable” porque todo el monte en torno al que se ha construido gran parte del barrio está “perforado” y “lleno de cuevas”. Fuentes municipales aseguraron que se investigarán las causas y que se trata de un hecho aislado, por lo que las casas vecinas no corren peligro.

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