Alemania se pasea por Europa dando órdenes y difundiendo el mensaje de que les asiste ese derecho porque ellos son los que ahorran y el resto, especialmente los países del sur, los que se gastan sus ahorros. La OCDE propinó ayer un buen golpe a esa imagen en su informe sobre la economía germana, alertando sobre su banca, el envejecimiento de su población y los problemas estructurales del país, que han reducido la capacidad de crecimiento potencial de su economía a entre el 1% y el 1,5%.

Entre las principales debilidades, el organismo que preside Ángel Gurría destacó el sistema financiero. Los bancos alemanes, según el citado informe, 'fueron reforzados entre 2008 y 2009 por importantes ayudas públicas, incluida la transferencia de activos de riesgo a bancos malos, lo que provocó un importante aumen-to de la deuda pública en 2010'. No ha sido suficiente.

Los activos sin riesgo de las entidades germanas eran del 4,3% sobre el total de activos en 2010, 'la ratio más baja de todos los países europeos', comenta el informe. Es más, esa ratio 'ha descendido en estos últimos años, mientras otros países la han mejorado', añade. Todo esto indica 'una alta vulnerabilidad del sistema bancario alemán a las tensiones de los mercados financieros que no ha sido cubierta de forma apropiada ante los posibles riesgos'. La OCDE recuerda que 'los principales bancos alemanes necesitarán recapitalizarse con 50.000 millones de euros para cumplir con las nuevas exigencias de Basilea III'.

Desde el punto de vista macroeconómico, aunque mantiene la previsión para el PIB alemán con un crecimiento mínimo pero positivo del 0,6% para este año, la OCDE advierte de 'riesgos significativos de desaceleración de la actividad', tanto por la debilidad de la demanda interna, que considera Alemania 'debe fortalecer', como por 'el sustancial deterioro del crecimiento económico mundial'.