Este artículo se publicó hace 17 años.
El octavo pasajero también vota en el Congreso
Los diputados del Congreso se distribuyen en siete grupos parlamentarios, pero en el pleno de hoy un invisible y octavo grupo, con forma de virus, intentó influir en la votación de las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado para 2008.
Sobre el panel de votaciones había seis enmiendas a la totalidad, y para rechazarlas el PSOE no sólo necesitaba que no fallara ni uno solo de los 164 diputados de su grupo, sino también garantizar los apoyos para llegar a la mayoría absoluta de 176 parlamentarios.
A su favor tenía el respaldo anunciado del PNV, del BNG, la CHA y del diputado del grupo Mixto Román Rodríguez (de Nueva Canarias), al que se podía adherir el ex diputado del PP Joaquín Calomarde.
Estos votos daban justo la cifra mágica de 176, siempre y cuando no hubiera imprevistos ni equivocaciones y los dos diputados de Los Verdes integrados en el grupo socialista respetaran la disciplina de voto y se opusieran también a la devolución de las cuentas públicas.
El PP se afanaba en destacar a los periodistas que el PSOE precisaba del apoyo de los "tránsfugas" Rodríguez y Calomarde para evitar la devolución de los presupuestos.
Pero el octavo pasajero ya comenzaba a actuar: Por la mañana, el grupo popular admitía cuatro bajas justificadas, la diputada socialista Arantza Mendizábal iba a faltar por unas pruebas médicas y la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, había pasado la noche con fiebre alta.
No obstante, la "número dos" del Gobierno se presentó en el hemiciclo, así como Mendizábal, mientras los grupos popular y socialista echaban sus cuentas de cara a la votación de la tarde.
Calomarde dio un poco de tranquilidad a los socialistas cuando en unas declaraciones a primera hora de la mañana aclaró que apoyaba el proyecto presupuestario del Gobierno y por tanto iba a votar en contra de las enmiendas de totalidad.
El diputado de ICV Joan Herrera también anunció por la tarde que él y su compañera de partido Carme García se iban a abstener -buena noticia para los socialistas-, pero esta diputada no podría pulsar el botón de su escaño porque estaba enferma en casa.
Al final, del PP no faltaron los que se esperaban porque la diputada embarazada Maria Salom -a diez días de salir de cuentas- tomó un avión desde Mallorca y se presentó en el Congreso.
"¿Pero María, cómo has venido?", le preguntó una colega mientras miraba atónita la barriga. Vicente Martínez Pujalte respondió por ella: "Coño, pues en avión". Risas en el pasillo.
También vino a la Cámara Baja Rogelio Baón, en tratamiento por una grave enfermedad; pero no pudo hacerlo José Domingo Oreiro, ingresado en un hospital de A Coruña.
Sin embargo, los tres ausentes del PP en el momento crucial de la votación fueron Oreiro y dos parlamentarios que no estaban enfermos aunque sí un poco despistados, quizá por una mutación del virus: Carmen Matador y Juan Carlos Guerra Zunzunegui, que llegaron tarde.
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