Odin Teatret regresa a La Abadía con "Las grandes ciudades bajo la luna"

Partiendo de textos de Bertolt Brecht, Jens Bjorneobe y Ezra Pound, y utilizando la "sonoridad de la voz", la compañía Odin Teatret regresa con el estreno en Madrid de "Las grandes ciudades bajo la luna", una obra que, dentro del Festival de Otoño, ofrecerá el Teatro La Abadía desde mañana y hasta el viernes.

"El teatro es una forma de construir relaciones", es decir un "trueque cultural" que ha sido la premisa de Odin Teatret desde sus comienzos, ha explicado hoy en la presentación de la obra el director Eugenio Barba, quien a mediados de los 60 reunió a un grupo de jóvenes que no habían sido admitidos en la Oslo's State Theatre School para formar la compañía.

Juntos dieron sus primeros pasos ensayando en un refugio antiaéreo de Noruega y, aunque desde entonces la situación para ellos ha cambiado considerablemente, continúan poniendo en práctica aquella idea inicial de intercambiar valores culturales con diferentes comunidades y colectivos a través del teatro.

De hecho, así nació "Las grandes ciudades bajo la luna", fruto de un "trueque" en 2003 con los pacientes de un hospital psiquiátrico de la ciudad alemana de Bielefeld.

"Se enteraron de que habíamos trabajado con Brecht y nos pidieron que hiciéramos algo en el hospital. Decidimos representar los textos sentados en sillas, y extrañamente nos gustó, así que desarrollamos la idea y el resultado es éste", ha explicado Barba sobre esta obra en la que se narra, a través de diferentes lenguajes, la historia de varios emigrantes "que han visto sus casas destruidas".

Desde Guernica y Hanoi hasta Stalingrado, ciudades que han sido testigos de tragedias universales e individuales, conforman el inmenso escenario que Odin Teatret propone en un espectáculo en el que la sonoridad de la voz adquiere especial importancia.

Este protagonismo sonoro no es casual: el castellano se combina sin problemas con el alemán y el italiano en "Las grandes ciudades bajo la luna", una situación en la que, si no fuera por los matices, la música o el movimiento, el espectador "no entendería".