Por Genevra Pittman
Alrededor de la mitad delos alumnos primarios compraría papas fritas, helados y otrasgolosinas similares en las máquinas expendedoras y los quioscosdurante el horario escolar, según revela un estudioestadounidense.
La escuela primaria "es un período clave, en el que sedesarrollan las preferencias y los hábitos. Si los niños crecenun entorno donde abunda la comida chatarra, su consumo podríaconvertirse en un hábito difícil de modificar", dijo LindseyTurner, de la University of Illinois en Chicago.
La coautora del estudio consideró que los resultados son"desalentadores".
El estudio se realizó a partir de una encuesta a maestros yempleados de quioscos escolares sobre "snacks" disponibles paralos alumnos, de modo que los autores no pudieron saber cuántosniños compraban esos productos o si los alumnos de las escuelascon máquinas expendedoras de golosinas y quioscos eran máspropensos que el resto a tener sobrepeso.
Los resultados de las casi 4.000 escuelas relevadas entre el2006 y el 2010 demostraron que la mitad de las escuelasprimarias públicas y privadas tenían máquinas expendedoras,quioscos u otros sitios donde se vendían alimentos durante elalmuerzo.
Casi todas ofrecían snacks dulces o salados, mientras quedos tercios también vendían frutas y vegetales.
En general, los niños tenían más acceso a la comida chatarraen las escuelas suburbanas y en las del sur de Estados Unidos,según publica Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine.
La doctora Y. Claire Wang, de la Escuela Mailman de SaludPública de la Columbia University, recordó que algunos estudiosprevios habían sugerido que los snacks escolares eran másnutritivos en los últimos años. Sin embargo, según dijo, losnuevos resultados sugieren que "todavía queda mucho por hacer".
Wang no participó del estudio, aunque recibe subsidios de laFundación Robert Wood Johnson, que financió la nuevainvestigación.
Turner consideró que existe "una ventana de oportunidadenorme" en este momento porque el Departamento de Agricultura deEstados Unidos está analizando nuevas regulaciones para laoferta escolar de snacks, lo que reduciría la cantidad de azúcary grasa en esos productos.
En tanto, opinó que los padres deberían saber qué se estávendiendo en la escuela de sus hijos, mientras que Wang señalóque los padres pueden darles el ejemplo a sus hijos pequeños conuna alimentación saludable y actividad física, además de pedir alas autoridades escolares que mejoren las ofertas de snacks.
FUENTE: Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine, online6 de febrero del 2012
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