Este artículo se publicó hace 15 años.
La ONU desea aumentar la presión social para lograr un acuerdo sobre el cambio climático
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió hoy a la sociedad civil internacional que aumente la presión sobre los líderes políticos que mañana se reunirán en Nueva York para tratar de dar un nuevo impulso a la lucha contra el cambio climático.
Ban hizo este llamamiento acompañado por el ex primer ministro británico Tony Blair y el actor australiano Hugh Jackman en la ceremonia de apertura de la llamada "Semana del Cambio Climático" en Nueva York.
"Quiero que la presión que se siente en esta sala, la trasladen a los líderes que se reunirán aquí mañana", dijo el máximo responsable de Naciones Unidas a los ejecutivos de empresas y activistas de ONGs presentes en el acto, celebrado en la Biblioteca Pública de la Gran Manzana.
El evento sirvió como preludio de la cumbre que el martes reunirá en la sede de la ONU a más de un centenar de jefes de Estado y de Gobierno, convocados por el secretario general para impulsar las negociaciones de un nuevo acuerdo global para combatir el calentamiento global.
Ban solicitó a los presentes que transmitan a sus gobiernos la necesidad de alcanzar un acuerdo para reducir las emisiones de gases contaminantes en la conferencia sobre cambio climático del próximo diciembre en Copenhague.
"Es un imperativo moral y político que sellemos un acuerdo en Copenhague", insistió Ban, quien señaló que el objetivo de la cumbre de mañana es "acelerar el paso de las negociaciones".
Ban solicitó a los presidentes y primeros ministros que no actúen "sólo de acuerdo a sus intereses nacionales, sino como líderes mundiales que deben resolver un problema que nos afecta a todos".
Por su parte, Blair subrayó que lo importante en las negociaciones previas a la cita de diciembre en la capital danesa no es centrarse en porcentajes concretos de reducción de emisiones, sino "encaminar al mundo hacia un menor consumo de dióxido de carbono".
"En mi opinión hay voluntad política entre los líderes mundiales, pero la cuestión es traducir esa voluntad en un acuerdo", apuntó, al tiempo que resaltó que el Protocolo de Kioto de 1997 sobre el cambio climático fue "un tratado que sirvió para poner este problema sobre la mesa", mientras que el acuerdo que se debe lograr en Copenhague "debe servir para resolverlo".
El ex gobernante británico insistió en que los negociadores en Copenhague deben acordar metas intermedias para lograr la reducción de emisiones, como 2020, y asegurarse de que el nuevo tratado contiene medidas concretas para lograrlas.
Blair fue el invitado de honor en la apertura de "la semana del cambio climático" junto a Hugh Jackman, el actor que se ha hecho famoso por su interpretación del personaje del "Guepardo" en las películas de la saga de los "X-Men".
El intérprete australiano y embajador de buena voluntad de la ONG World Vision pidió que la respuesta de la comunidad internacional al desafío del calentamiento global tenga en cuenta los intereses de los países más pobres.
"No hay manera de separar el cambio climático de la pobreza porque no se puede resolver el uno sin el otro" advirtió Jackman, quien apostó por un nuevo acuerdo sobre la materia que "funcione para todos".
"Voy a aprovechar lo mejor que tengo para lograrlo, que no son las garras de Guepardo o el poder de un mutante, sino mi voz", dijo.
Entre los asistentes también se encontraban la ministra de Energía y Medioambiente danesa, Connie Hedgaard, así como los jefes de los equipos negociadores de Estados Unidos, China e India.
Los cuatro apostaron por alcanzar en Copenhague un tratado que sea "justo y sustantivo", aunque admitieron las grandes dificultades que afrontan para reconciliar los intereses divergentes de cada miembro de la comunidad internacional.
"Hoy, si somos honestos, tenemos que reconocer que el ritmo de las negociaciones no es todo lo rápido que desearíamos", apuntó el enviado especial para el cambio climático de Estados Unidos, Todd Stern.
Washington se resiste a firmar un compromiso si economías emergentes, como China o India, que pronto superarán a Occidente en la cantidad de emisiones absolutas, no acceden a recortes específicos.
La Cámara de Representantes estadounidense aceptó recientemente imponer por primera vez límites a las emisiones industriales, pero el Senado es, hasta el momento, reticente a secundarlo.
Por su parte, Pekín y Nueva Delhi consideran injusto poner en peligro su crecimiento económico para solucionar un problema causado en primer lugar por la contaminación de países más industrializados.
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