Este artículo se publicó hace 14 años.
La ONU dice que la crisis en Haití es la "peor en décadas"
Líderes mundiales comprometieron su ayuda para reconstruir al devastado Haití después de que las Naciones Unidas se refirieran a la catástrofe como la peor crisis humanitaria en décadas.
Sin embargo, en las calles de la destruida capital, los supervivientes al terremoto seguían esperando el domingo lo más básico: alimentos, agua y medicinas.
Cinco días después de un seísmo que podría haber causado hasta 200.000 muertos, equipos de rescate internacionales seguían hallando gente viva bajo los escombros de edificios derrumbados en Puerto Príncipe.
Cientos de miles de haitianos hambrientos esperaban desesperadamente la ayuda, pero problemas logísticos mantenían la mayor parte de la asistencia lejos de las víctimas, muchas de las cuales se refugian en campamentos en la calles llenas de escombros y cuerpos en descomposición.
"Voy con un corazón muy grande. Esta es una de las peores crisis humanitarias en las últimas décadas. Los daños, la destrucción, la pérdida de vidas es abrumadora", dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, mientras abordaba un vuelo con destino Haití el domingo.
Las Naciones Unidas brindaban alimentos a cerca de 40.000 personas en el país y esperan incrementar la cifra a un total de un millón por día, señaló.
"El desafío en este punto es cómo coordinar toda esta asistencia. No debemos desperdiciar un sólo artículo, un sólo dólar", dijo Ban.
Ante la ausencia generalizada de autoridad, saqueadores recorrían las tiendas derrumbadas en el principal paseo comercial de la ciudad, ahora destruido, portando ropas, bolsas, juguetes y cualquier cosa que pudiesen hallar.
Se desataron enfrentamientos entre grupos de ladrones que portaban cuchillos, picahielos, martillos y piedras.
Muchos haitianos huían de la ciudad a pie con maletas en la cabeza o en coches abarrotados tratando de llegar al campo para escapar de las réplicas y de la violencia, y conseguir alimentos, agua y refugio.
Otros abarrotaban el aeropuerto con la esperanza de subir en aviones que salían llenos de haitianos.
El Gobierno entregó a Estados Unidos el control del aeropuerto principal del país para guiar los vuelos de ayuda procedente de todo el mundo.
DISPAROS Y GASES
Pero en las calles de la ciudad, donde las pocas patrullas de la policía lanzaban gas lacrimógeno y algunos tiros al aire para dispersar a los saqueadores, la distribución de ayuda parecía ser al azar, caótica y mínima. En el centro, era posible ver a jóvenes portando armas.
Fuertemente armados, los miembros de una pandilla que en algún momento controló el suburbio más grande de Haití, Ciudad del Sol, volvieron como señores de la guerra con ánimo de venganza después de que el seísmo permitiera que unos 3.000 internos escaparan de la Penitenciaría Nacional.
"Era natural que volvieran. Este siempre ha sido su bastión", dijo un miembro de la policía haitiana en el laberinto lleno de chozas, callejones y con las cloacas abiertas, hogar de más de 300.000 personas.
La gente se apilaba y peleaba por comida y agua, que era arrojada en cajas desde helicópteros estadounidenses. Un periodista también vio a trabajadores de ayuda internacionales lanzando paquetes de comida a haitianos desesperados.
"La distribución es totalmente desorganizada. No están identificando a la gente que necesita el agua. Los enfermos y los viejos no tienen posibilidades", dijo Estime Pierre Deny, de pie tras una multitud que buscaba agua con contenedores plásticos vacíos.
La misión de Naciones Unidas responsable de la seguridad en Haití perdió al menos 36 de sus 9.000 miembros cuando su sede central se derrumbó. Naciones Unidas confirmó que el jefe de su misión, Hedi Annabi de Túnez, y su segundo al mando, el brasileño Luiz Carlos da Costa, murieron en el terremoto.
MAS RESCATES ENTRE LOS ESCOMBROS
Las secuelas del seísmo siguen afectando a la capital, aterrorizando a los supervivientes y derribando escombros y polvo desde las construcciones.
Tres personas fueron rescatadas con vida de un supermercado el sábado por la mañana. Equipos de Estados Unidos y Turquía rescataron a una niña de 7 años, a un hombre y a una mujer estadounidense desde las ruinas de un edificio de cinco pisos, dijo un fotógrafo de Reuters.
El sábado, un equipo ruso rescató a dos niñas haitianas con vida de entre las ruinas de una casa.
Camiones cargados con cadáveres han estado transportando los cuerpos a fosas comunes excavadas con rapidez en las afueras de la ciudad, pero se cree que miles de víctimas aún están sepultadas bajo los escombros.
El ministro del Interior, Paul Antoine Bien-Aime, dijo que cerca de 50.000 cuerpos han sido recogidos y que la cifra final de muertos podría estar entre 100.00 y 200.000.
Decenas de cuerpos hinchados aún estaban tirados en el suelo frente al principal hospital de la ciudad, descomponiéndose al sol. Los jardines del centro médico tenían montones de camas con heridos, mientras los sueros colgaban de los árboles y las cañerías.
El debilitado Gobierno haitiano está en mala posición para afrontar la crisis. El seísmo destrozó el Palacio de Gobierno y dejó a la ciudad sin comunicaciones ni energía eléctrica.
Preval y el primer ministro Jean-Max Bellerive están viviendo y trabajando en el cuartel general de la policía judicial.
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