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La ONU reconoce su incapacidad para detener el conflicto en Georgia

EFE

El Consejo de Seguridad de la ONU reconoció hoy su incapacidad para detener el conflicto en Georgia después de 48 horas de intensas gestiones diplomáticas, en las que no pudo convencer a las partes de que pongan fin a las hostilidades.

El máximo garante de la paz internacional fue incapaz de superar las crecientes diferencias entre Rusia, por un lado, y Estados Unidos y Reino Unido, por otro, para hacer un llamamiento conjunto al cese de las hostilidades y evitar así que se extiendan a otras zonas del Cáucaso.

El presidente de turno del Consejo de Seguridad, el embajador belga Jan Grauls, aseguró a la salida de la tercera reunión del órgano en dos días que, por el momento, sus miembros tiran la toalla dada la "cambiante naturaleza de la situación sobre el terreno".

"Lamentablemente, mi conclusión es que será muy difícil, si no imposible, encontrar puntos de coincidencia suficientes para elaborar una declaración conjunta", dijo el diplomático belga.

En ese sentido, aseguró que durante la reunión "varios miembros del Consejo expresaron su firme apoyo a los esfuerzos de mediación internacionales, particularmente los de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y la Unión Europea (UE)".

Además, Grauls no anunció una nueva cita del Consejo en las próximas horas en la que se vuelva a abordar este asunto.

La creciente tensión en la zona de conflicto se trasladó al tono utilizado por el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, quien acusó al Gobierno georgiano de cometer "un genocidio" en Osetia del Sur y defendió que su país está llevando a cabo "una operación de mantenimiento de la paz" en el territorio.

Aseguró que las fuerzas georgianas han matado a unos 2.000 civiles y provocado la huida al vecino territorio ruso de Osetia del Norte de 30.000 de los cerca de 70.000 habitantes de la región separatista.

"¿Cuánta gente tiene que morir allí para que llamemos a esto un genocidio?", se preguntó a la salida de la reunión.

Churkin coincidió en la valoración de Grauls, entre otros embajadores, de que no hay suficiente consenso en el Consejo de Seguridad para lograr un llamamiento al alto el fuego.

"Creo que ya no estamos en un punto en el que el Consejo de Seguridad pueda adoptar un texto importante", opinó el diplomático, quien rechazó los llamados a que las fuerzas rusas se retiren de territorio georgiano.

Ése es precisamente uno de los puntos de fricción que han impedido llegar a un consenso, apuntó el embajador adjunto de EE.UU. ante la ONU, Alejandro Wolf.

"Éste es un conflicto que se está descontrolando y el motivo es la intervención en masa de fuerzas exteriores", consideró.

Wolf reiteró el llamado de su país a que Moscú acepte la oferta de un alto el fuego propuesta por el presidente georgiano, Mijaíl Saakashvili.

Moscú insiste en que las fuerzas georgianas deben ceder todo el terreno que han ganado en los tres días de combate en la región separatista de Osetia del Sur.

Por su parte, Londres y Washington, el principal aliado de Tiflis, suscriben la posición georgiana de que se debe declarar un alto el fuego antes de negociar cualquier otra condición.

Un hecho de especial preocupación para la ONU son los preparativos bélicos de las autoridades de Abjasia, la otra región separatista de Georgia, en la que tiene desplegada una misión de observadores, llamada Misión de Observadores de las Naciones Unidas en Georgia (UNOMIG).

El secretario general adjunto de la ONU para Misiones de Paz, Edmund Mulet, informó al Consejo durante la reunión de hoy de que el mando de UNOMIG retiró a sus cascos azules desplegados en el Valle de Kodori, después de que así lo pidieran las autoridades abjasas.

"Nos preocupa particularmente que el conflicto parecer estar extendiéndose más allá de Osetia del Sur, hasta Abjasia", dijo Mulet a la salida de la reunión.

Aseguró que los observadores de la ONU han detectado claras señales de que las fuerzas separatistas abjasas se preparan para lanzar una ofensiva, "probablemente" el domingo, lo que supondría la apertura de un segundo frente en el conflicto.

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