Este artículo se publicó hace 13 años.
La opción de volver a las armas se escucha en Tifariti
Ante el estancamiento de las negociaciones del Frente Polisario y Marruecos para hallar una salida al conflicto del Sahara Occidental, las voces que piden un retorno a la lucha armada se oyen con insistencia estos días en Tifariti, coincidiendo con el XIII congreso del Polisario.
"El fusil es la solución", aseguró uno de los participantes en la cita que cada cuatro años celebra el Polisario para renovar sus cuadros dirigentes y revisar sus estrategias políticas y que este año lleva el lema "Un estado independiente es la solución".
Este 2011 se cumplen 20 años desde que los saharauis y Marruecos alcanzaran un alto el fuego y cuatro desde de que la ONU sentara a ambas partes beligerantes a entablar unas negociaciones "directas, de buena fe y sin condiciones previas" para encontrar una solución a un conflicto que se remonta a 1975.
Se han celebrado cuatro rondas de negociaciones y ocho reuniones informales supervisadas por el enviado personal del secretario general de la ONU, Christopher Ross, que no han registrado ningún avance.
Marruecos, que ocupó el Sahara Occidental en 1975 tras la retirada de España, sostiene que la única solución factible es la autonomía de esta zona dentro del reino, mientras que el Polisario apuesta por la celebración de un referéndum en el que los saharauis puedan votar también por la independencia.
"Aceptamos que se pusiera en manos de la ONU el dosier saharaui para tomar la vía diplomática, con el objetivo de solucionar el conflicto. Hemos estado atentos a las llamadas de la comunidad internacional para que nuestra acción siga siendo pacífica, pero los años pasan y con ellos aumenta el sufrimiento", aseguró a Efe un saharaui residente en los campos de refugiados de Tinduf (Argelia).
Este hombre, que se identificó como Ayub, agregó que el mundo debe saber que si la opción de las armas regresa "quiere decir que los saharauis no tienen otra alternativa, que es la que se les ha impuesto por la provocación de Marruecos".
Sobre esta cuestión, el presidente del Parlamento saharaui, Jatri Aduh, declaró a Efe que la opción de las armas nunca ha sido descartada y que el debate es continuo, tanto en el seno de las instancias dirigentes como entre los diferentes segmentos de la población.
"Seguimos comprometidos con la vía pacífica. Hay que dar todas las oportunidades a la acción política. Dicho esto, el regreso a las armas es una cuestión que siempre está sobre la mesa y cuya decisión recae en la dirección política", precisó.
Asfari Sid Ahmed, activista saharaui por los derechos humanos y hermano de la copresidenta del Comité por los Derechos Humanos en el Sahara Occidental, se mostró partidario, por su parte, de una "intensificación de la Intifada".
"Debemos aumentar la presión sobre la fuerza colonial (Marruecos), tomar la calle, multiplicar las manifestaciones pacíficas en las ciudades ocupadas para elevar la voz de los saharauis y sus reivindicaciones de una vida digna y libre", afirmó.
Asimismo, sostuvo que sus compatriotas deben aplicar las recomendaciones de la dirección política del Frente Polisario y respetar el compromiso pacífico del movimiento.
Otro activista político, que se identificó como Abidine, no comparte esa idea y opinó que es momento de aplicar el principio de "ojo por ojo, diente por diente".
En las ciudades ocupadas, la represión es el pan de cada día de los saharauis. La tortura, los arrestos, los desaparecidos, las detenciones arbitrarias y las muertes son una práctica sistemática de los marroquíes a través de las fuerzas de seguridad y las bandas de colonos. "No nos podemos contentar con eslóganes", subrayó.
Para Abidine, Marruecos viola continuamente el alto el fuego con sus "campañas de terror" y citó como ejemplo el desalojo por la fuerza en octubre de 2010 del campamento Gdeim Izik, cerca de El Aaiún, que provocó el conflicto más grave sufrido en la excolonia española en los últimos veinte años.
Un momento en el que la opción de las armas volvió a escucharse con fuerza entre los saharauis.
Samir Knayaz
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