La oposición socialdemócrata y verde alemana arrancó hoy a la canciller Angela Merkel el compromiso de impulsar en Europa el crecimiento, el empleo y un impuesto a las transacciones financieras a cambio de su "sí" parlamentario al pacto fiscal y el fondo de rescate permanente.

El giro de Merkel, volcada hasta ahora en exclusiva en la consolidación fiscal y opuesta a los estímulos públicos, abre la puerta a que en la cumbre de la Unión Europea (UE) de fin de mes se alcancen acuerdos más próximos a las tesis keynesianas del presidente francés, el socialista François Hollande.

"El Gobierno se ha despedido de sus políticas puramente de ahorro", sentenció el presidente de Los Verdes, Cem Özdemir, al término de la reunión en Cancillería en la que se fraguó el acuerdo.

El presidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Sigmar Gabriel, calificó el resultado del encuentro de "gran éxito" de la oposición y destacó que Merkel "ha aceptado un amplio paquete" con sus principales reivindicaciones.

El acuerdo entre la coalición gobernante -la Unión Cristianodemócrata (CDU) de Merkel, la bávara Unión Cristianosocial (CSU) y los liberales (FDP)- y la oposición, que no olvida la "indispensable" consolidación, compromete al Ejecutivo a introducir un impuesto a las transacciones financieras para finales de este año.

El documento consensuado indica que Alemania perseguirá que este gravamen, que sigue la propuesta de la Comisión Europea (CE), se implante en el conjunto de la UE pero, de no ser posible, obliga a Berlín a buscar acuerdos bilaterales con otros países miembros para intentar que se apruebe en el mayor número de estados posibles.

"La actual crisis de la deuda estatal es también una consecuencia de la crisis financiera y bancaria", argumenta el texto.

Pero el acento del documento, que será aprobado en el próximo Consejo de Ministros, recae sobre la necesidad de recurrir a las arcas públicas para estimular el deprimido crecimiento económico de la UE.

"Un refuerzo del crecimiento, la competitividad y la ocupación precisa altas inversiones así como las precisas reformas estructurales", subraya el documento en su declaración inicial.

En este sentido, el acuerdo aboga por redireccionar los fondos de la UE, para que reciban una mayor financiación los proyectos que apuesten por el empleo, el crecimiento, la innovación, la formación, la tecnología y la investigación.

Además, han consensuado reforzar el músculo financiero del Banco Europeo de Inversiones (BEI), fortalecer varios instrumentos financieros comunes, y lanzar una paquete de medidas para facilitar el acceso al trabajo de los jóvenes, el sector con mayor paro en la UE.

Por último, el documento apuesta por "reducir la mutua dependencia entre el sector bancario y las finanzas estatales" unificando la "supervisión financiera" de la UE.

Merkel explicará el acuerdo este domingo a los 16 estados federados, ya que el Bundesrat (Senado), en donde están representados, también debe respaldar con una mayoría de dos tercios el pacto fiscal y el fondo de rescate permanente.

El 29 de junio, coincidiendo con el segundo día de la cumbre de la UE, el Bundestag (Parlamento) y el Bundesrat votarán estas medidas, que la canciller quiere convertir en una "señal" para el resto de países miembros.

Sólo podría interponerse en el camino de Merkel el recurso ante el Tribunal Constitucional que planea La Izquierda, formada por poscomunistas y disidentes socialdemócratas, que considera que el pacto fiscal transgrede la carta magna alemana.

El cambio de postura de la canciller comenzó a fraguarse este miércoles, cuando aseguró que era factible que los fondos de rescate europeos comprasen deuda de los países con problemas en el mercado secundario.

La aparente flexibilización de su política coincide con la publicación en los últimos días de varios datos que sugieren que la economía alemana podría estar empezando a dar señales de cierto desgaste, como el descenso de la recaudación impositiva en mayo o el repunte de los intereses de su bono soberano.

Juan Palop