Este artículo se publicó hace 15 años.
La oposición y el Gobierno iraníes hacen una demostración de fuerza en las calles de Teherán
Teherán se escindió ayer en dos, con miles de partidarios del presidente, Mahmud Ahmadineyad, y del líder de la oposición, Mir Husein Musaví, en sendas manifestaciones que volvieron a dejar algunas escenas de violencia.
Convocados bajo el lema "concentración de la unidad", los seguidores de Ahmadineyad se concentraron en la céntrica plaza de Valy-e Asr, donde el Gobierno quiso hoy hacer una demostración de fuerza y apoyo popular
Sin embargo, apenas se pudo constatar la intensidad de la marcha, ya que las autoridades iraníes vetaron la presencia de corresponsales extranjeros en las calles del país.
En una circular enviada por fax, el ministerio de Cultura y Orientación Islámica advirtió a los medios de prensa extranjeros que los permisos concedidos ya no eran válidos y que no podían cubrir los actos que no fueran autorizados.
Amordazada la prensa, la única vía de información fue hoy la televisión estatal iraní y los cientos de ciudadanos que, llevados por el fervor reivindicativo que sacude el país, graban las protestas con sus cámaras y teléfonos móviles y tratan de colgar ese material en internet.
La cadena estatal, controlada por el líder supremo de la Revolución, ayatolá Ali Jameneí, aseguró que en la manifestación han participado miles de personas procedentes "de todos los estratos de la sociedad".
Escasos kilómetros más al norte, miles de seguidores del líder de la oposición volvieron a desafiar las advertencias del Ministerio del Interior y se lanzaron por cuarto día consecutivo a las calles para exigir que se anulen los resultados y se repitan los comicios celebrados el pasado viernes, en los que el ultraconservador Ahamadineyad salió reelegido por amplia mayoría.
La manifestación, que había sido ilegalizada, concentró de nuevo a miles de iraníes que, con el brazo alzado y haciendo el signo de la victoria con los dedos, desfilaron en silencio a lo largo de la calle Valy-e Asr en dirección al norte de la ciudad.
Musaví había pedido a sus seguidores que no acudieran a la marcha convocada en el centro de la ciudad ante el temor de que se repitieran los disturbios que el lunes segaron la vida de siete personas en la simbólica plaza Azadí.
Pero pese a las restricciones impuestas por el régimen, que ha bloqueado numerosas páginas web, interrumpido la mensajería por sms y perturbado la señal telefónica en algunos puntos de la ciudad, internet y el boca a boca han mantenido vivas las protestas de la oposición.
Irán es escenario desde el pasado fin de semana de movilizaciones y violentos enfrentamientos, originados por la victoria de Ahmadineyad.
Los choques se volvieron a reproducir hoy en algunos puntos de la ciudad, según informaciones recogidas por los testigos pero que la prensa no ha podido constatar.
Mientras la ciudad se fragmentaba una jornada más, el Consejo de Guardianes anunciaba ayer su disposición a celebrar un recuento parcial de las urnas a las que se han puesto objeciones, medida que la oposición no considera suficiente.
El citado órgano de poder, que debe validar los resultados, no detalló, sin embargo, cuántas urnas van a ser de nuevo escrutadas, qué porcentaje de voto representan y por cuánto se va a prolongar este proceso.
El recuento fue respaldado por el propio líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jamení, que recomendó que asista también un representante de cada candidato para evitar cualquier tipo de suspicacias.
Al tiempo que en Irán se mantiene la tensión, la comunidad internacional comienza a desgranar su postura sobre un proceso electoral que ha soliviantado una país clave en Oriente Medio y Asia Central, y que ha puesto de manifiesto sus disidencias internas.
El ministerio iraní de Asuntos Exteriores convocó ayer a los embajadores de la República Checa, el Reino Unido, Francia, Holanda, Italia y Alemania para protestar por las manifestaciones que la Unión Europea y sus gobiernos han realizado sobre las polémicas elecciones presidenciales iraníes.
Según la televisión estatal, un funcionario iraní ha advertido al representante diplomático checo, Josef Havlas, que "ni la Unión Europea ni ningún país tiene derecho a interferir en los asuntos internos de Irán".
"Tampoco tiene derecho a criticar a este país, y menos en lo relacionado a las gloriosas elecciones", señaló el funcionario a Havlas, cuyo país desempeña hasta el próximo día 30 la presidencia de la Unión Europea.
Similares mensajes recibieron sus colegas, aunque el más duro fue para el representante de Francia, cuyo presidente, Nicolas Sarkozy, ha sido uno de los primeros mandatarios del mundo en hablar abiertamente de "un fraude masivo".
Comentarios de nuestros suscriptores/as
¿Quieres comentar?Para ver los comentarios de nuestros suscriptores y suscriptoras, primero tienes que iniciar sesión o registrarte.