Este artículo se publicó hace 12 años.
Óscar Sánchez asegura que ha aprendido a ser "un poco más hombre y a saber decir que no"
El español Óscar Sánchez, que ha permanecido los últimos 21 meses encarcelado en Italia acusado de un delito de narcotráfico que no cometió, aseguró hoy que toda esta experiencia le ha servido para aprender a ser "un poco más hombre" y a saber "decir que no".
"Me quedo con lo que he aprendido, a ser un poco más hombre, más disciplinado (...) y a decir que no", explicó a Efe el español, que ayer quedó absuelto de los cargos que se le imputaban y fue puesto en libertad por orden del Tribunal de Apelación de Nápoles.
A este respecto, Sánchez subrayó que antes de ser arrestado decía siempre "sí, sí, sí" pero que ahora ha entendido la importancia de decir que no "a la mala gente".
Sobre sus primeras horas en libertad, señaló que se ha sentido "bien", aunque admitió que hoy está "un poco más nervioso" que ayer, mientras explicó que tras llegar a su casa, en la localidad barcelonesa de Montgat, lo primero que quiere hacer es visitar en el cementerio la tumba de su madre y dar un paseo "solo" para poder recapacitar.
Añadió que desea volver a casa lo antes posible (lo que sucederá hoy mismo), ver un partido de baloncesto y tomar una cerveza tranquilamente.
Reiteró, además, su agradecimiento por el apoyo y por las numerosas cartas provenientes de toda España que recibió mientras se encontraba en la cárcel.
Preguntado sobre si le queda un mal recuerdo de Italia, hizo hincapié en que "no tiene nada en contra" de este país, ya que nada tiene que ver con algunas de las experiencias negativas que vivió en la cárcel napolitana de Poggioreale, donde permaneció la mayor parte de su encarcelamiento.
"Una cosa es Italia y otra cosa es lo que he vivido. Para mí Italia es un gran país y no tengo nada en contra suyo. He sido maltratado aquí, en la cárcel de Nápoles, pero en Roma (donde estuvo recluido a su llegada al país) estuve bien, con respeto", afirmó.
Durante su estancia en el centro penitenciario de Nápoles, Sánchez, que en un primer momento estuvo recluido con los presos de máxima seguridad, denunció vejaciones por parte de sus compañeros de celda, de los que recibió insultos e incluso llegaron a quemarle con cigarrillos.
Óscar Sánchez fue liberado ayer alrededor de las 20.45 hora local (19.45 GMT), tras un año y nueve meses en prisión acusado de un delito de narcotráfico que no cometió.
Su defensa siempre mantuvo que, de acuerdo con las investigaciones de la Policía española, Sánchez, un lavacoches de la localidad barcelonesa de Montgat, había sido víctima de una suplantación de identidad por parte del mafioso uruguayo Marcelo Roberto Marín, detenido en España.
Según las autoridades españolas, Marín supuestamente había utilizado un documento de identidad de Sánchez en diferentes trámites burocráticos y la contratación de servicios, como reservas de habitaciones de hotel.
En un primer momento, el lavacoches aseguró que había denunciado la pérdida de su documento de identidad, aunque después se supo que lo había cedido a una conocida a cambio de dinero creyendo que era para ayudar a una serie de gestiones para un indocumentado.
Las autoridades italianas basaron su investigación en los movimientos que se habían realizado bajo la identidad del español, entre los que figuraban viajes a Italia, y una serie de escuchas telefónicas de líneas contratadas a su nombre, en las que se gestionaba una red de narcotráfico.
Durante el proceso en primera instancia, la acusación utilizó como prueba una pericia que señalaba que la voz del lavacoches era la misma que aparecía en una serie de escuchas obtenidas durante las investigaciones policiales sobre el tráfico de drogas por parte de dos clanes de la Camorra, la mafia napolitana.
En la apelación de ese primer juicio, en el que Óscar fue condenado a 14 años de cárcel, la jueza encargada del caso designó a dos nuevos expertos para realizar nuevos exámenes de foniatría y ambos concluyeron que la voz de Sánchez no se correspondía con las que aparecían en las escuchas.
Por Eulàlia Blanchart.
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