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Las otras fusiones

A lo largo de la historia financiera española han sido los bancos los que han protagonizado las fusiones más sonadas

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Aunque hasta ahora las protagonistas de las últimas fusiones eran las cajas, a lo largo de la historia financiera española han sido los bancos los que han protagonizado las fusiones más sonadas.

En 1988 se integraron los bancos de Bilbao y de Vizcaya dando lugar al BBV, que once años después incorporó Argentaria, antigua banca pública que había sido privatizada un año antes. Como resultado, nació el BBVA, que se convirtió en el mayor banco en el país por capitalización bursátil.

Pocos años después del inicio del anterior proceso de unión de los bancos vascos, en 1991 comenzó la fusión del Banco Hispanoamericano y el Banco Central, que dio como resultado el Banco Central Hispano.

En 1994 el Fondo de Garantía de Depósitos adjudicó Banesto —que había sido intervenido en diciembre del año anterior durante la presidencia de Mario Conde— al Banco Santander, entidad que en 1999 se unió al Central Hispano para convertirse en la mayor institución financiera del país por volumen de activos.

La fusión más similar a la que preparan Banco Popular y Banco Pastor por tamaño y por encuadrarse en el actual proceso de reestructuración financiera fue la del Banco Sabadell y el Banco Guipuzcoano en 2010. Previamente, el Sabadell había absorbido el Banco Herrero (2002, adquirido el Banco Atlántico, por 1.500 millones de euros y el Banco Urquijo, en mayo de 2006, por 760 millones de euros.

Tampoco el Banco Popular quedó al margen de estos procesos de reducción del mapa de entidades bancarias en España. En 2008 absorbió a cuatro de sus cinco marcas regionales, el Banco de Castilla, el de Crédito Balear, el de Galicia y el de Vasconia, cerrando este proceso en 2009 con la incorporación a la matriz del Banco de Andalucía.

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