Este artículo se publicó hace 16 años.
Otto, el zombi gay, saca las tripas a la Berlinale
Un zombi gay llamado Otto surgió de entre las tumbas y se posó en la Berlinale decidido a sacar las tripas a la multitud de seguidores de su artífice y alma mater, el director e icono del underground homosexual Bruce Labruce.
"Otto: or up with Dead People" es el título del film exhibido hoy en Panorama que arrastró a multitudes al cine. Los medios alemanes llevaban días anunciando el prodigio como la "película oculta" de la Berlinale y el concurrido colectivo gay de la ciudad reaccionó.
Se trata de lo que la crítica seria califica de "subproducto" o, más explícitamente, denominó "despropósito vomitivo" el programa cultural "Aspekte", de la televisión pública alemana.
Otto, el protagonista, es un zombi homosexual que sale de la tumba en un cementerio brandeburgués y se encamina en autostop hacia la capital, Berlín.
En el camino se comerá alguna víscera animal, pero en cuanto llega al corazón de Berlín empieza su festín de tripas humanas de gays que le salen al paso y que, cómo no, se transmutan en muertos vivientes.
Más que eso: el tal Otto recala en un casting de una gótica directora underground llamada Medea que prepara un film porno hecho a su medida, ya que trata de zombis gays.
La orgía está servida. Los zombies gays no hacen el amor por el conducto habitual, sino que la penetración se produce por las tripas. Las mismas vísceras que primero fueron exquisito manjar se convierten en orificio de placer para un film de sexo explícito.
Todo eso, con la omnipresencia de un Otto tambaleante, es lo que el director del festival, Dieter Kosslick, ha entendido adecuado para incluir en la sección Panorama, dedicada al cine de autor.
La expectación era enorme y la respuesta del público estuvo en consonancia. Para entrar en el pase de prensa y de profesionales del sector hubo más que codazos. Alguno parecía dispuesto a dejarse matar por acceder a la sala, mientras entre el público de a pie había escenas de prehisteria ante la posibilidad de quedarse fuera.
Otto, el zombi berlinés, parece predestinado a llevarse este año el Premio Teddy de la Berlinale, galardón que consiste en un osito y que se da al mejor film de contenido homosexual.
"Esto de mostrarnos a nosotros mismos devorándonos unos a otros no cuadra con lo que yo entiendo es defender el orgullo gay", decía Christopher Stein, uno de los asistentes que se salió a la mitad.
"Además, es aburrido", añadía este berlinés gay, para quien el film no cumple el mínimo del entretenimiento requerido.
Otto, el zombi berlinés, tuvo su estreno mundial en presencia de su director con la sala repleta y gente sentada por el suelo. Para las sesiones posteriores no quedan entradas y al parecer hay fuerte demanda para pasarlo por festivales de cine de horror o gay.
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