Este artículo se publicó hace 13 años.
Ouattara ocupa la presidencia de Costa de Marfil seis meses después de ser elegido
El nuevo presidente de Costa de Marfil Alassane Ouattara, tomó posesión hoy del cargo, seis meses después de su elección y tras un conflicto postelectoral que ha costado al menos tres mil vidas.
Entre los asistentes a la investidura de Ouattara en Yamusukro, la capital política de Costa de Marfil, estuvo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, junto con más de veinte jefes de estado, entre ellos el presidente francés, Nicolas Sarkozy.
Ouattara dijo que, con su investidura, "se ha respetado la democracia y la voluntad del pueblo", en un acto rodeado de gran espectación, tras el enfrentamiento postelectoral que provocó la negativa a dejar el cargo, tras ser derrotado en las elecciones, del anterior presidente, Laurent Gbagbo.
"Ha llegado el momento de crear las condiciones de una paz duradera en los corazones de todos los marfileños para favorecer la reconciliación y la concordia nacional", señaló Ouattara en la Fundación Felix Hufue Buañi para la Paz, en Yamusukro.
Para el nuevo gobernante, "el acto que celebramos hoy no es una victoria de una facción sobre otra, sino el de la reconciliación nacional", por lo que invitó a todos los marfileños a "volver a aprender a vivir juntos".
Según Ouattara, es necesario "enterrar" los rencores acumulados durante la crisis postelectoral que el país ha vivido desde los comicios presidenciales del pasado 28 de noviembre "para escribir una nueva página en la historia de nuestro país".
Abogó, en consecuencia, por la "reconciliación, el reagrupamiento y la reunificación" e indicó que Costa de Marfil regresa "al concierto de las naciones", tras haber estado suspendida en las organizaciones africanas y sometida a sanciones por la ONU debido a la actitud de Gbagbo, condenada por la comunidad internacional.
Respecto al inmediato futuro de Costa de Marfil, Ouattara anunció la formación "en breve" de un gobierno de unidad nacional, con personalidades procedentes de todas las fuerzas políticas del país y de la sociedad civil.
También anunció la convocatoria de elecciones legislativas antes de fin de año y reiteró su voluntad de dotar al país de "unas instituciones fuertes".
Agradeció a la comunidad internacional su ayuda para resolver el conflicto del país, en especial al secretario de la ONU, Ban Ki-moon, y al presidente francés, Nicolas Sarkozy, ambos presentes en el acto.
La Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil (ONUCI) y la Operación "Licorne", la fuerza militar francesa que la apoya, respaldaron a las fuerzas de Ouattara en su lucha para sacar al poder a Laurent Gbagbo, que con el apoyo del Ejército y la Policía pretendía mantenerse en la Presidencia, tras diez años en el cargo.
Entre los gobernantes africanos presentes, que sumaban una veintena, Ouattara manifestó su especial agradecimiento al presidente Blaise Compaoré, que actuó como mediador en la crisis, y al nigeriano Goodluck Jonathan, presidente de turno de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO).
El pasado 11 de abril, las Fuerza Republicanas, leales a Ouattara, detuvieron a Gbagbo, que se encuentra en arresto domiciliario y sometido a investigación como sospechoso de corrupción de posibles crímenes de guerra y contra la humanidad.
La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) ha pedido a Ouattara que tome medidas para que los responsables de los graves crímenes cometidos en ese país por las distintas facciones en los pasados doce años rindan cuentas ante la justicia.
Ouattara ha solicitado a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional que investigue los posibles crímenes contra la humanidad cometidos en el país.
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