Este artículo se publicó hace 13 años.
Pablo Serrano reverdece como escultor filosófico y humanista
Un cuarto de siglo después de su muerte, la profunda inquietud humanística y existencial que reflejó en sus obras el escultor Pablo Serrano (1908-1985), junto a su preocupación por la evolución de las formas, reverdece a través de una exposición, parcialmente inédita, inaugurada hoy en Valladolid.
"Además de un gran artista fue un filósofo, un hombre de una amplia preocupación humanística" y su obra "continúa vigente, es plenamente contemporánea, su arte sigue vivo", ha explicado hoy a Efe Dolores Durán, comisaria de la exposición y autora del catálogo razonado de la obra escultórica de Serrano que verá la luz este año.
Cerca de medio centenar de obras, entre bronces y dibujos, resume tres décadas de la trayectoria -las últimas de su vida- de quien en 1957 fundó el grupo El Paso, además de textos explicativos firmados por el propio artista y que también podrán verse en Valladolid hasta el 6 de marzo.
"Le preocupaba el hombre y su espacio vital, lo que hay detrás de la vida, el hábitat, el refugio", lo que puede apreciarse en las piezas seleccionadas para esta muestra como la serie titulada "hombres-bóveda", con volúmenes que remiten a ese cobijo en forma de cuevas o construcciones y que, tras su presencia en la Bienal de Venecia de 1962, le dieron a su autor su primera fama internacional.
El repertorio comienza con la serie titulada "Ordenación del caos", elaborada en 1957 a partir de materiales de desecho como chapas y que incluye piezas inéditas como "Anteo", de una colección privada en Nueva York.
De su etapa inicial en la América Hispana -más de dos décadas pasó el creador aragonés en Argentina y Uruguay donde dejó numerosa obra pública- le vino su entusiasmo por la abstracción, así como la constante reflexión artística y existencial de quien "a punto estuvo de ser sacerdote" en aquellos años transcurridos entre 1930 y 1955.
Esa búsqueda constante, en el doble ámbito del arte y de la existencia, queda patente en otra de las series elegidas por la comisaria, "Las quemas" (principio de los años sesenta), consistente en estructuras metálicas, a veces geométricas y vacías, que surgen después de haber ardido en su interior materiales como la madera.
El relato trenzado por Dolores Duran para esta exposición, un recorrido por la filosofía vital y creativa de Serrano, continúa con el muestrario denominado "Hombres con puerta", basado en figuras de tosco labrado por fuera y que, tras penetrar en su interior, muestra una parte más brillante como símbolos, respectivamente, del cuerpo y el alma.
Una "metáfora de la comunicación", en palabras de la comisaria, representa la serie presentada con el lema de "Unidad y yunta", consistente en esculturas duales y complementarias, ya que visualmente se puede apreciar su condición individual o aislada, pero también la posibilidad de unirse al encajar por las formas.
La exposición incluye además diversos retratos en bronce como los del poeta Antonio Machado, el filósofo José Luis López Aranguren y el crítico e historiador del arte Juan Antonio Gaya Nuño, donde extrae "lo que habita en el hombre: lo observo, lo aprendo y cuando lo conozco, lo interpreto", anotó Serrano en una cita que ilustra esta parte de la muestra.
De los años ochenta forman parte cinco guitarras pertenecientes a la serie "Divertimentos", de inspiración cubista y dedicada a Picasso, que lucieron durante la última muestra que protagonizó en vida, en el Museo Guggenheim de Nueva York, en 1985, año en que falleció el escultor aragonés, nacido en Crivillén (Teruel).
Roberto Jiménez
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